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Paz y Ciencia

miércoles, 23 de enero de 2013

Willigis Jäger: LA OLA ES EL MAR



Monje benedictino y, desde 1981, Maestro Zen (Ko-un Roshi), de la escuela Sanbo-Kyodan de Japón. Se dedica desde entonces a impartir cursillos de Zen y Contemplación, mayormente en Alemania, pero también en otros países europeos, entre ellos España. Su gran anhelo consiste en rescatar la olvidada tradición mística cristiana. Sus enseñanzas se basan en su larga trayectoria como guía espiritual y en su propia experiencia mística, que le ha proporcionado una comprensión integral de Dios y del cosmos. Debido a diferencias con la Congregación para la Doctrina de la Fe, de Roma, Jäger ha pedido temporalmente la exclaustración de su orden.

¿Existe algo así como un talento místico gracias al cual las personas tienen experiencias transpersonales de unidad sin haber seguido el camino espiritual de alguna religión?

A cualquier persona le puede sobrevenir tal experiencia sin preparación alguna. No es necesario practicar un ejercicio espiritual determinado. Estoy pensando en personas como Hörderlin, Rilke o Nietzsche; este último tuvo si "iluminación" junto a la roca de Sils María. Probablemente su declaración "Dios ha muerto" es expresión de una experiencia mística auténtica. Pero, viendo el ejemplo de Nietzsche, nos podemos hacer una idea de las difilcultades extraordinarias que puede acarrear la irrupción inesperada en el nivel transpersonal. Porque, a menudo, las personas carecen de un sistema de coordenadas para ubicar sus experiencias, o bien rechazan una interpretación religiosa por motivos ideológicos. Para Nietzsche resultó impensable interpretar sus experiencias del ser dentro de un contexto cristiano o, en general, religioso. Así que se le puede considerar un místico que se quedó a mitad de camino, que irrumpió en el ámbito transpersonal pero luego perdió la orientación.
Me refiero al texto escrito por Nietzsche en "Ecce Homo": "¿Qué hacemos con el resto de nuestra vida, nosotros que pasamos la mayor parte de ella en la ignorancia más esencial?"... Y sigue diciendo: "Ahora quiero contar la génesis de `Así hablo Zaratustra'". La concepción básica de esta obra, la idea del eterno retorno, la fórmula más alta de afirmación que se puede alcanzar; tuvo lugar en el mes de agosto del año 1881. Figura en una hoja con la indicación: "a 6000 pies más allá de los hombres y del tiempo. Aquél día me paseé por los bosques del lago Silvaplana. Me paré al lado de una roca imponente, en forma de pirámide, no lejos de Surlei. Si, desde la perspectiva de aquél día, miro los últimos meses anteriores a él, encuentro como presagio un cambio profundo y decisivo en mis gustos, especialmente en relación con la música... Y prosigue: El término revelelación describe realmente el hecho, en el sentido de que algo se hace visible y audible, de forma repentina y con una gran seguridad y sutileza inefables, algo que nos estremece y nos conmueve. Se oye, no se busca; se coge, no se pregunta quien lo da; cual relámpago aparece un pensamiento, con urgencia, en el acto, -nunca he tenido la posibilidad de elección-. Un gozo cuya tremenda tensión se deshace a veces en un río de lágrimas; en la que los pasos, sin querer y de forma alternativa, se vuelven muy rápidos o lentos; una manera de estar fuera de mí mismo, con la sensación de un sinfín de escalofríos y estremecimientos...; un gozo muy hondo en el que lo más doloroso y sombrío no resulta antagónico, sino relativo, como un desafío... -la duración, la necesidad de un ritmo muy amplio es casi la medida del poder de la inspiración... Todo ocurre en un grado máximo, involuntariamente, pero con el ímpetu de un sentimiento de libertad, de algo incindicional, de gran fuerza, divino... Parece, recordando una frase de Zaratustra, como si las cosas mismas se acercaran realmente, ofreciéndose como una alegoría".
Nietzsche expresa aquí la gran conmoción de muchos místicos, que en un primer momento no saben lo que les ha ocurrido. Están conmovidos, pasan por el cielo y el infierno. Al principio resulta difícil hacer compatible la vida cotidiana y lo que se ha contemplado; parece imposible aplicarlo prácticamente en la vida. Regirse por una sensatez virtuosa deja de tener sentido. Y todo esto le sucede a una persona no lo ha buscado.

Como han traspasado las fronteras conocidas de su identidad egóica, a menudo caen en una inseguridad amenazadora, que será tanto mayor en la medida en que esas personas carezcan de un marco de interpretación reliogioso que les permita integrar sus experiencias en su vida y en su comprensión religiosa. Por eso, más de uno comienza un tratamiento psiquiátrico, porque cree que se está volviendo loco. Ni siquiera un psicólogo tan profundo como Sigmund Freud sabía cómo manejar las experiencias transpersonales, considerándolas anormáles y psicopáticas.


http://www.youtube.com/watch?v=96UsW-gULuQ&feature=share&list=PL6425AD10B586A868
http://youtu.be/z97qjr30YXQ

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