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Paz y Ciencia

martes, 29 de enero de 2013

Descripción de las fases del duelo

"Es necesario que si os acercáis al lecho de vuestro padre o madre moribundos, aunque estén en coma profundo, os oyen todo lo que decís, y en ningún caso es tarde decir 'lo siento', 'te amo', o alguna otra cosa que queráis decirles. Nunca es demasiado tarde para expresar estas palabras, aunque sea después de la muerte, ya que las personas fallecidas siguen oyendo. Incluso en ese mismo momento podéis arreglar 'asuntos pendientes', aunque estos se remonten a diez o veinte años atrás". Elisabeth Kübler-Ross


EVITACIÓN: En los primeros momentos de un "duelo intenso" se violan nuestras expectativas sobre la continuidad de un ser querido, la realidad de la pérdida puede ser imposible de asimilar y podemos sentirnos conmocionados, aturdidos, presos del pánico o confusos en un primer momento, lo que puede dificultar o evitar la plena conciencia de una realidad que resulta demasiado dolorosa para asumirla.
Existen reacciones normales, como ver la persona en la multitud, en el hogar o en cualquier otro sitio, a menudo, es una experiencia de profundo dolor.
Físicamente, la persona que se encuentra en esta fase siente aturdimiento e irrealidad.
A nivel conductual puede parecer desorganizado y distraído, incapaz de llevar las actividades más rutinarias de la vida cotididana, desde hacer la lista de la compra hasta pagar las facturas. Por ello, además del apoyo emocional, en esta fase, es necesaria una intervención para sacar adelante aspectos básicos.
A medida que vamos siendo más conscientes de la realidad de la pérdida, empiezan a emerger las reacciones emocionales más vívidas, que a menudo incluyen protestas airadas contra quienes creemos responsables de la muerte.

ASIMILACIÓN: A medida que vamos absorbiendo gradualmente el impacto de la pérdida en los días y semanas que siguen a su aparición, empezamos a preguntarnos: "¿Como voy a poder seguir viviendo sin esta persona que tanto quería?". Después de estar desprotegidos por la conmoción y una vez externalizadas nuestra ira y evitación, empezamos a experimentar soledad y tristeza en toda su intensidad.
Ante esta intensa reacción sucede un alejamiento del mundo y un repliegue para sí mismo, nuestras esperanzas inconscientes de reencuentro acaben estrellándose contra la cruda realidad de otro día en soledad. Esta etapa suele acompañarse de síntomas depresivos, trastornos del sueño y del apetito, pérdida de motivación, incapacidad para concentrarse y pocas ganas de disfrutar.

ACOMODACIÓN: Finalmente, la angustia y la tensión característica de la fase de asimilación empiezan a ceder en la dirección de una aceptación resignada de la realidad de la muerte a medida que empezamos a preguntarnos: "¿Qué va a ser de mi vida ahora?" Aunque la tristeza y la añoranza siguen presentes durante años, la concentración y el funcionamiento se recuperan, así como el descanso, hábitos de alimentación, el autocontrol emocional.
Esto permite tener las energías necesarias para reconstruir nuestra vida, ampliando y fortaleciendo un círculo de relaciones que encajen con la nueva vida a la que tenemos que adaptarnos


http://youtu.be/8uNbqi2hrmc Hey Jude
http://youtu.be/dXk7oWDpGV8 Misión Imposible

4 comentarios:

Manejo del Duelo dijo...

Es una información muy útil para que conozcamos qué emociones atravesaremos luego de la pérdida de un ser querido. Saludos

Gerardo dijo...

Que dificil es superar el duelo de un ser muy querido cuando fallece. Gracias por los consejos.

Jose Luis Romero dijo...

Buen artículo sobre las fases del duelo. Dais claridad y viene muy bien porque es un proceso muy dificil

Toni Lozano dijo...

Gracias por compartir esta información de valor. Buenos consejos