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Paz y Ciencia

sábado, 26 de enero de 2013

La belleza de una flor

La belleza de una flor podía despertar a los humanos, aunque fuera brevemente, a la belleza que forma parte de su ser más íntimo, de su verdadera naturaleza. El primer reconocimiento de la belleza fue uno de los hechos más importantes en la evolución de la conciencia humana. Los sentimientos de alegría y amor están intrínsecamente relacionados con ese reconocimiento. Sin que nos diéramos plena cuenta de ello, las flores se iban a convertir para nosotros en una expresión de lo más elevado, lo más sagrado y, en última instancia, lo que no tiene forma que hay dentro de nosotros. Las flores, más efímeras, más etéreas y más delicadas que las plantas de las que brotan, iban a ser mensajeros de otro reino, un puente entre el mundo de las formas físicas y el de lo que no tiene forma. No solo tenían un aroma delicado y ageadable para los humanos, sino que además aportaban una fragancia del reino del espíritu. Utilizando la palabra "iluminación" en un sentido más amplio que el aceprado normalmente, podríamos considerar que las flores son la iluminación de las plantas.
Eckhart Tolle: "Un nuevo mundo, ahora"

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