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Paz y Ciencia

martes, 29 de enero de 2013

El significado esotérico de "esperar"

En cierto sentido, el estado de presencia puede ser comparado a una espera. Jesús usó la analogía de la espera en algunas de sus parábolas. No se trata de la espera habitual, aburrida o inquieta, que es una negación del presente. No es una espera en la que tu conciencia se enfoca en algún punto del futuro y el presente se considera un obstáculo indeseable que te impide conseguir lo que deseas. Existe un tipo de espera completamente distinto que requiere que estés completamente alerta. Algo podría ocurrir en cualquier momento, y si no estás plenamente alerta, absolutamente en calma, te lo vas a perder. Este es el tipo de espera del que habla Jesús. En ese estado, toda tu atención está en el ahora. No te queda nada de atención para soñar despierto, pensar, recordar, anticipar. En esa espera no hay tensión ni miedo; solo una presencia alerta. Estás presente con todo tu Ser, con cada célula de tu cuerpo. En ese estado, el "tú" que tiene un pasado y un futuro, al que solemos dar el nombre de personalidad, apenas está presente. Sin embargo, no se pierde nada de valor. En esencia, sigues siendo tú mismo. De hecho, eres más plenamente tú mismo que nunca o, más bien, solo ahora eres verdaderamente tú mismo.
"Sé como el sirviente que espera el regreso de su amo", dice Jesús de Nazaret. El sirviente no sabe cuándo vendrá el amo; por eso se mantiene despierto, alerta, preparado, sereno, porque no desea perderse la llegada de su señor. En otra parábola, Jesús habla de las cinco vírgenes necias (inconscientes) que no tienen suficiente aceite (conciencia) para mantener sus lámparas encendidas (estar presentes) y por tanto se pierden la llegada del esposo (el ahora) y no pueden celebrar la fiesta nupcial (iluminación). Estas se contraponen a las cinco vírgenes virtuosas que tienen suficiente aceite (se mantienen conscientes).
Ni los evangelistas que escribieron los Evangelios entendían el significado de estas parábolas, de modo que las primeras distorsiones e interpretaciones erróneas empezaron en el momento mismo de ser escritas. Con las interpretaciones erróneas subsiguientes, el verdadero significado se perdió completamente. Estas parábolas no tienen que ver con el fin del mundo, sino con el fin del tiempo psicológico. Señalan hacia la trascendencia del ego y de la mente, y la posibilidad de vivir en un estado de conciencia totalmente nuevo.

Eckhart Tolle: "El poder del Ahora". pp.: 106-107

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