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Paz y Ciencia

domingo, 7 de junio de 2009

Biografía Carlos Castilla del Pino

Les adjunto una biografía aparecida en un blog de un compañero, el link:http://elsurcodeltiempo.blogspot.com/search/label/Carlos%20Castilla%20del%20Pino, dice así:


Para los que todavía no le hubierais conocido os adjuntamos una buena biografía escrita por Rafael Gonzalo Jiménez antiguo profesor de los Salesianos de Ronda a la que hemos intentado añadir nuestro pequeño grano de arena. [El Surco del Tiempo]





Biografía: El profesor Carlos Castilla del Pino (1922), prologuista de Luis Martín-Santos, neurólogo, psiquiatra y ensayista español, nacido en San Roque (Cádiz), y que me fue muy familiar durante mis estancias en Puente-Genil y Pozoblanco (Córdoba), lector precoz, tuvo también una temprana vocación científica marcada por la admiración hacia Santiago Ramón y Cajal. Cursó la enseñanza primaria en el Colegio Salesiano de Ronda (Málaga), de cuyo Instituto Militar he sido profesor, el bachillerato en los Escolapios de Sevilla, y la carrera de medicina en la Universidad Central de Madrid. Comenzó su carrera docente nada más terminar sus estudios, adscrito a la cátedra de Patología Médica del Dr. Agustín del Cañizo Álvarez, entre 1942 y 1943. Desde 1943 a 1946 fue alumno interno del Departamento de Psiquiatría del Hospital Provincial de Madrid, que dirigía el profesor Juan José López Ibor. Allí conoció al neurólogo Manuel Peraita y Peraita, que se había formado en Alemania con C.S. Föster, el gran maestro de la neurología germánica inmediatamente anterior a la II Guerra Mundial, Peraita fue uno de sus maestros. Desde 1946 a 1949 continuó en el mismo Departamento, pero ya de médico interno, al tiempo que desde 1945 a 1949 fue también colaborador del Departamento de Histología del Sistema Nervioso en el Instituto Santiago Ramón y Cajal de Madrid, que dirigía el profesor Sanz Ibáñez. Allí conoció a dos discípulos de Santiago Ramón y Cajal, Jorge Francisco Tello y Fernando de Castro, de los que tuvo ocasión de aprender la preparación en láminas muy extensas del córtex cerebral. Y estuvo también influido por la fenomenología, la psicopatología y el análisis existencial de Edmund Husserl, Max Scheler y Martin Heidegger.


El 19 de junio del 2003 fue elegido miembro de número de la Real Academia española de la Lengua, en la que el 7 de marzo del 2004, a las 19 horas, leyó el discurso de ingreso: Reflexión, reflexionar, reflexivo. Con contestación a cargo de José Luis Pinillos. Ha formado a numerosos psiquiatras españoles, franceses e hispanoamericanos. Ha sido profesor visitante de las universidades de Copenhague y Aarthus (Dinamarca), Middelbury (Vermont, USA), Milán (Italia), Göttingen (Alemania), Marsella (Francia, Sheffield (Inglaterra), Lieja (Bélgica), Caracas, Valencia (Venezuela), Buenos Aires, La Plata, Córdoba y Rosario (Argentina), Santo Domingo (República Dominicana), Lima (Perú), Bogotá (Colombia), etc. Ha recibido el premio Comillas de memorias, biografías y autobiografías (1996), el Premio Internacional de Ensayos Jovellanos (1998), el Premio Público de ensayo y pensamiento (1999), el Premio de Cultura María Zambrano (2000), el Premio Meridiana del Instituto Andaluz de la Mujer (Cádiz,2001) y el Premio Andalucía de Investigación de Humanidades y Ciencias Jurídicosociales Ibn Al Jatif (2001). Doctor honoris causa por la Universidad Nacional de San Marcos (Lima, Perú), Cádiz y Autónoma de Madrid (España). Profesor de la Escuela de Ciencias Sociales, con mi catedrático y amigo Enrique Tierno Galván y José Luis López Aranguren, a menudo trabajó con Elías Díaz, Ramón Tamames, Carlos Moya y Salvador Ginés.


Su tesis doctoral la dirigió el catedrático de oftalmología Dr. Buenaventura Carrera sobre Fisiología y patología de la percepción óptica del movimiento, leída en 1947. Investigó por entonces la distinción de esquizofrenias encubiertas por otras patologías. Desde 1949 dirigió el Dispensario de Psiquiatría de Córdoba, donde también ejerció como catedrático de Psiquiatría. Desde 1946 a 1966 dedicó gran parte de su tiempo a las investigaciones neuropatológicas y publicó treinta trabajos, de los que veinte son de neurología patológica experimental; destacando un trabajo sobre La unidad sensoriomotriz en la esfera óptica, que se publicó en 1946 en las prestigiosas Actas Lusoespañolas de Neurología y Psiquiatría. Y en algunos de ellos, por ejemplo Los dinamismos de la tristeza y de la inhibición en los enfermos depresivos, publicados en Archivos de Neurobiología en 1966, se contienen ya los gérmenes de una nueva manera de entender la psiquiatría. En 1949 hizo unas Oposiciones en la que fue nombrado jefe de los Servicios Provinciales de Psiquiatría e Higiene Mental de Córdoba, cargo en el que continuó hasta su jubilación en 1987. No logró ninguna de las cátedras universitarias a las que se presentó durante el franquismo, por ser militante entonces del Partido Comunista de España (PCE).


Comenzó a ser conocido con su libro Un estudio sobre la depresión. Fundamentos de antropología dialéctica (1966), que abrió un nuevo frente social en la psiquiatría y en la conciencia pública española, señalando la importancia que en el desarrollo de las patologías y su curación tiene el contexto social y económico; y el impacto de esta obra se acusó en las nueve ediciones sucesivas que tuvo; explicando la clínica psiquiátrica tradicional, la psicología dinámica, la psicología social (en particular la psicología de las actitudes), la sociología de George H. Mead, la psiquiatría de Harry Stack Sullivan y la antropología marxista de derivada de los Manuscritos Económicos y Filosóficos. Desde 1968 Carlos Castilla del Pino centró su investigación en el análisis del lenguaje, con especial dedicación a la hermenéutica del lenguaje. Su segundo libro, La incomunicación, se publicó en 1969 tuvo trece ediciones. En 1970 sus Cuatro estudios sobre la mujer y su Sexualidad y represión fueron también muy leídos.


Otros de sus libros son: Psicoanálisis y marxismo (1971); El discurso de la mentira (1988); De la intimidad (1989); Introducción a la hermenéutica del lenguaje (1972); Introducción al masoquismo (1973); Criterios de objetivación en psicopatología (1977); Introducción a la Psiquiatría; Vol.1 (1978); vol.2 (1980); Teoría de la alucinación (1984); Una investigación de teoría psicopatológica (1984); Cuarenta años de psiquiatría (1987); El análisis del discurso y su aplicación a la psicopatología (1988); El silencio (1992); El delirio, un error necesario (1997); El odio (1997); Discurso de Onofre (novela) (1999) y Teoría de los sentimientos (2000). Así como los dos libros de memorias Pretérito imperfecto. Autobiografía (1922-1949) y Casa del olvido. Autobiografía (1949-2003). Libros que le valieron su ingreso en la Real Academia Española de la Lengua.


Desde 1949 a 1965 escribió sobre numerosos trastornos neurológicos, como meningitis tuberculosa, encefalitis linfática, mielitis neuroóptica, tumores cerebrales y epilepsia; neurohistología: método del cromato de plata amoniacal y su aplicación a la impregnación de las neuronas; y clínica psiquiátrica: sobre la patogenia de algunos síntomas del delirium tremens, el síndrome de Korsakov, la sintomatología psiquiátrica del síndrome de Morgagni-Stewart-Morel. Separó las dismorfias psicóticas de las dislusiones.


También El punto de vista clínico en la sistemática psiquiátrica actual: teoría nosológica; La psiquiatría desde 1944; psicopatología: Sobre el trastorno formal del pensamiento en la neurosis obsesiva, Sobre la degradación de las estructuras delirantes tras el tratamiento con neurolépticos; filosofía: El concepto de gravedad en Kierkegaard. Y artículos psicológicos, psicopatológicos y clínicos recopilados en Cuarenta años de Psiquiatría (1987).


En 1959 confeccionó dos artículos, publicados conjuntamente en 1963 con el título Vieja y Nueva Psiquiatría. Durante los años sesenta: Ética equívoca; La persona, limitante y determinante de la libertad; La situación, fundamento de la antropología.


Quiso crear una antropología dialéctica que cuestionase el fracaso de la cura psicoanalítica corriente. Partiendo de la oposición entre sujeto y realidad, muestra que, si bien la persona se ve estructurada por su situación mundana, conserva su propio dinamismo, de orden evolutivo e histórico; su teoría de la libertad plantea como tesis fundamental que el ser humano es el motor de la historia. Analizó la mala conciencia, que constituye una falsa conciencia, a través de La depresión (1967), La culpa (1968) y La incomunicación (1969). Hostil a la fenomenología, se adhiere a la filosofía de la praxis, en la que lo que cuenta es la significación que el ser humano confiere a la realidad; pero nunca en el sentido de Jean Paul Sartre. Rechazando toda ontología, incluso la agnóstica, Carlos Castilla del Pino quiere disolver las últimas frustraciones, pero éstas sólo podrán desaparecer una vez establecida la sociedad sin clases; en espera de ello subsistirían muchas alienaciones, en particular femeninas, en un mundo machista, duro y exclusivo. El humanismo imposible (1968) y la Naturaleza del saber (1975) muestran el camino a seguir, sin disimular las innumerables dificultades. Y el problema de la expresión se relaciona con esta perspectiva en Introducción a la hermenéutica del Lenguaje (1972).

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