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Paz y Ciencia

sábado, 20 de junio de 2009

Shimriti y el Génesis

Llamar a Dios “El Jefe” es algo que me causa un poco de risa. Con el respeto merecido siempre, por cierto.
Andaba pensando sobre algo leído, el Génesis como mito de nuestra cultura judeocristiana.
Me hacía gracia el enfoque de Bucay en el libro Shimriti, que dice debajo: “Un viaje en tren de la ignorancia a la sabiduría”.
Aunque las recetas de autoayuda no me gusten, entiendo ésta y otras obras del autor como de divulgación, no comprende recetas sino reflexiones, cuentos y comentarios, propios y de otros. La serie “Hojas de Ruta” y los libros de cuentos me han gustado más que este libro, que es un intento de enseñar desde la filosofía a vivir y conectarse con el interior de cada cual. Objetivo que veo inasequible para cualquier texto, por hermoso que sea.
Este caballero andante, autoproclamado con ternura “El Gordo”, en “Déjame que te cuente” nos hace su interpretación del Génesis, en un breve recorrido por la Creación. Parte de la diferencia entre Occidente y Oriente en cuanto a la causalidad, los tiempos y la perspectiva, en definitiva.
Habría que citar a Gregory Bateson para poner en antecedentes a los lectores, cito:
“No podemos percibir el mundo, sólo podemos apoyarnos en la interpretación que hacemos de él. El mundo no es como nosotros lo percibimos, sino que sólo habitamos el mapa que construimos. Vivimos nuestra vida en concordancia y sintonía con ese mapa y no con el mundo verdadero”.

Bucay reflexiona sobre Adán, creado desde la Nada por Dios (el jefe para “el gordo”). De él se crea, es decir por un trozo de Adán, a la mujer, a Eva. De una costilla. Allí ya parece empezar el cautiverio de dependencia de la mujer, en la que parece haber una ligazón de deuda en su propia existencia en relación al hombre.

Después existe un árbol, que destaca sobre todos los demás, y que curiosamente no se puede casi tocar porque tiene un fruto prohibido por Dios (el jefe). Imagínense nos cuenta con humor Bucay, curioso para tema tan trascendente, qué significa esa llamada prohibitiva al “no comer de aquí”. Después llega el ofidio que invita a comer la manzana. Y al final:

Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella (Génesis 3:6).

Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales (Génesis 3:7).

Y Dios dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol que yo te mandé que comieses?
Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí (Génesis 3:11-12).

Al parecer esa monumental metida de pata les lleva a que Dios les castigue con convertirse en polvo (morir) y parir con dolor. Algo así:

A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti (Génesis 3:16).

Después tienen relaciones sexuales (se conocen) y engendran a Caín y Abel:

Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová. Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda; pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante (Génesis 4:3-5).

Y dijo Caín a su hermano Abel: Salgamos al campo. Y aconteció que estando ellos en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel, y lo mató (Génesis 4:8)…La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra (Génesis 4:9-10)

Al parecer fue más duro el jefe con los progenitores que con Caín.

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