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Paz y Ciencia

miércoles, 9 de agosto de 2017

Ventrílocuo

La metáfora promovida por Jules Baillarger de la marioneta en manos del "ventrílocuo", esto es, del sujeto alucinado hablado por el lenguaje, resulta tan palmaria como escalofriante. El propio Baillarger, el primer gran estudioso de la materia, observa que las alucinaciones del oído son las más frecuentes en los alienados y ofrece de ellas algunas características fenomenológicas que nos ayudan a distinguirlas de otras experiencias que se les asemejan sólo de lejos. Cuando describe las voces que hablan a los alucinados en segunda persona, advierte: "[estas voces] les amenazan, les injurian. Lejos de tomarse entonces esas amenazas y esas injurias como un producto de su inteligencia, tienen por el contrario la convicción de que todo eso proviene de sus enemigos"; al referirse a las que hablan en tercera persona, precisa: " [el alucinado asiste, por así decir, como un simple espectador a una conversación de la que es el objeto". Rubricando estos aspectos fenomenológicos, ese loco de genio que fue Schreber aporta su propia experiencia y afirma con rigor y autoridad: "[Las voces] son un puro absurdo, acompañado de una nada desdeñable acumulación de injurias".

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