La piedra de la locura es de cristal. Las voces descorren las cortinas de la intimidad y dejan el interior expuesto a la curiosidad y la manipulación de cualquiera. Por ello las voces siempre son impuestas y le cuesta mucho al psicótico y le cuesta mucho al psicótico volver a coger el pulso de este acontecimiento para protegerse tras él, pues como el Fénix sólo resurge de sus propias cenizas. A veces no encuentra otro remedio que el de la música o el de un sonido superior y más fuerte emitido por él mismo o provocado artificialmente. Los locos pueden ser silenciosos o estridentes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario