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Paz y Ciencia

jueves, 10 de agosto de 2017

Meditación como forma de Educación

Primero: existe un alma en toda forma humana, que emplea los aspectos inferiores del hombre, simplemente como vehículos de expresión. La finalidad del proceso evolutivo es acrecentar y profundizar el control del alma sobre este instrumento. Cuando se ha logrado tenemos una encarnación divina. Segundo: al conjunto de estos aspectos inferiores, una vez desarrollados y coordinados, lo llamamos personalidad. Esta unidad está compuesta de los estados mentales del ser, la energía vital, el mecanismo físico de respuesta y la "máscara" que oculta el alma. Estados o aspectos que se desarrollan sucesiva y progresivamente, según la filosofía oriental. Y cuando se alcanza un estado relativamente elevado de desenvolvimiento es posible al hombre coordinarlos, y más tarde unificarlos conscientemente con el alma inmanente. Luego el alma ejerce control y se produce la expresión constante y creciente de su naturaleza. (...) Tercero: cuando la vida del alma, actuando de acuerdo a la ley del Renacimiento, ha llevado a la personalidad a esa condición donde es una unidad integrada y coordinada, se establece entre ambos una interacción más intensa, que se logra por el proceso de autodisciplina, la activa voluntad hacia el Ser espiritual, el servicio altruista y la meditación. La consumación de la tarea es la comprensión consciente de la unión, llamada en terminología cristiana, unificación.

Alice A. Bailey, Del intelecto a la intuición. Sirio, Málaga, 2000
Citado en el libro "La estructura de la nada", de Antoni Llorens.

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