Si el pensador quisiera emplear las palabras del místico, pronto podría definir la naturaleza de Dios. Dios es amor y también el fin del amor; en esto se resume toda la contribución del misticismo. El místico nunca se cansará de hablar de este amor de dos vertientes. Sus descripciones no tienen fin, porque lo que quiere describir es indescriptible. Aunque se muestra claro en un punto: el amor divino no es algo propio de Dios; es Dios mismo.
El pensador que toma a Dios por una persona y, aun así, desea evitar todo cuanto se asemeje a una burda asimilación con el hombre, hará bien en asirse fuertemente a este punto. Pensará por ejemplo en el entusiasmo que puede inflamar un alma, que puede quemar cuanto hay en su interior y seguidamente llenarla solo consigo mismo. La persona y la emoción se tornan entonces una sola; y sin embargo la persona nunca ha sido tanto ella misma; se muestra más sencilla, más uniforme, más ella misma.
¿Hay algo que presente una estructura más perfecta, más elaborada, que una sinfonía de Beethoven? Y sin embargo, a lo largo de todo el trabajo de arreglo, reorganización y selección que tuvo lugar en un plano intelectual, el compositor se esforzaba por alcanzar un punto más allá de su plano intelectual, donde pudiera sentir una sensación de aceptación o rechazo, un sentido de dirección, una inspiración. En ese plano existía una emoción indivisible. Si duda el intelecto trataba de expresarlo con la música, pero la emoción en sí misma era más que mero intelecto y más que música. En contraste con una emoción inferior que se halla por debajo del intelecto, esa emoción superior quedaba bajo el control de la voluntad. Una emoción de este tipo sin duda se asemeja, aunque sea remotamente, al amor sublime que para el místico es la esencia misma de Dios.
Todos los místicos se muestran unánimes en declarar que Dios tiene necesidad de nosotros, igual que nosotros tenemos necesidad de Dios. ¿Por qué debería Dios necesitarnos, a no ser que fuera para darnos Su Amor?
Esta es la conclusión a la cual debe llegar el filósofo que acepta la experiencia mística. Toda la creación se le antojará entonces un vasto trabajo de Dios para la creación de los creadores, para la posesión de seres que trabajen junto a Él y merecedores de Su amor.
HENRI BERGSON, 1859-1941
La
incomprensión de la vida
nos lleva a
vivir para aprender.
Para saber intuir hay que haber vivido.
http://youtu.be/T7ED7TqsIy0 1a. Orquesta Filarmónica de Berlín- Karajan. Beethoven Sinfonía No 5. I- Allegro
http://youtu.be/jxNsTQjJwiw Evanescence -My Inmortal- subtiulado
http://youtu.be/9XywrKpFuz8 Guns´n Roses -November Rain- subtitulado
http://youtu.be/_EbhVtH88_o Magnus -Una Historia de Amor-
1 comentario:
Me dan unas ganas de leer a Bergson...
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