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Paz y Ciencia

domingo, 28 de octubre de 2012

Tolerar la frustración

 
La frustración es parte de la vida.
No podemos evitarla, pero si podemos aprender a manejarla y a superarla.

Generalmente es en la infancia cuando aprendemos a tolerar la frustración.

Cuando un niño es muy pequeño, cree que el mundo gira alrededor de él.
Piensa que se merece todo lo que quiere, en el momento en que lo quiere.
No sabe esperar, porque no tiene el concepto de tiempo, ni la capacidad de pensar en los deseos y necesidades de los demás.

Por eso, cualquier límite o cualquier cosa que le niegan, lo siente como algo injusto y terrible.
No puede entender por qué no le dan lo que él desea.
Se siente frustrado y despojado de lo que "necesita" en ese instante.
No tiene las herramientas para eliminar, disminuir o tolerar su malestar.

Si los padres o las demás personas le dan siempre lo que pide y en el momento en que lo hace, no aprende a "aguantar" la molestia que le provoca la espera o la negación de sus deseos.

Al llegar a la edad adulta, sigue sintiéndose mal ante cualquier límite o ante la necesidad de posponer una satisfacción.
Siente que necesita eliminar inmediatamente dicho malestar.

¿Cómo?

Haciendo lo más fácil o lo primero que se le ocurra, con tal de ponerle fin a su molestia o incomodidad.
Piensa sólo en el bienestar a muy corto plazo, sin tomar en cuenta los resultados a mediano y a largo plazo.
La poca tolerancia a la frustración provoca que, ante cualquier incomodidad, nos desmotivemos y abandonemos nuestras metas y proyectos.
Que nuestros deseos pierdan importancia.

Esta falta de tolerancia está relacionada con las creencias que implican que mi vida debe de ser fácil, cómoda y placentera todo el tiempo.
Que es horrible e intolerable sufrir cualquier molestia que va más allá de cierto nivel de intensidad o de duración.

Creencias definitivamente erróneas, que nos impiden disfrutar de una gran parte de la vida.

Siempre podemos aprender a ser más tolerantes ante la frustración.
Porque la frustración es parte de la vida y es inevitable.

Para ello necesitamos tener paciencia.
La paciencia no tiene nada que ver con la necesidad y tiempos de espera, sino con la fortaleza para enfrentar el dolor sin perturbarnos emocionalmente.


¿Qué hacer?

Recuerda que el mundo no gira alrededor de nuestros gustos o deseos y que no pasa nada terrible cuando no obtenemos lo que queremos.
Siempre hay algo que podemos hacer al respecto, en lugar de enojarnos o quejarnos.

Repítete esto constantemente.

- Piensa en todas las cosas que has perdido o dejado de obtener por tu poca tolerancia a la frustración.

¿Vale la pena la comodidad inmediata y momentánea, a cambio de todo eso que podrías tener?

No olvides que hay épocas buenas y épocas difíciles o dolorosas y que tenemos la capacidad de tolerar o soportar algo, sin alterarnos demasiado.

- El malestar y el sufrimiento son desagradables, pero no nos destruyen.
-Si aprendemos de ellos, nos fortalecemos y desarrollamos.
- Obtenemos nuevas herramientas para lograr nuestro bienestar.

-Nuestra vida y nuestra felicidad no dependen de aquello que deseo y no obtengo de inmediato. Hay mucho más allá, si lo sabemos buscar.

Incluso el dolor intenso, lo podemos soportar y es pasajero.
A menos que nosotros, con nuestra actitud y forma de pensar, lo hagamos permanente.


Busca que ideas y creencias equivocadas pueden estar provocándote la baja tolerancia a la frustración.

Por ejemplo:
"Esto no debería ser así", "es demasiado", "no lo soporto", ¿por qué los demás si y yo no?, etc.
Aprende a cambiar estas creencias equivocadas que sólo aumentan el dolor o molestia que estás viviendo.

Nosotros elegimos el tipo de pensamientos que queremos tener.

Pregunta a la gente cercana a ti si tu reacción emocional ante lo que está sucediendo, es exagerada.
Si es así, trata de ver las cosas desde otra perspectiva.
¿Cómo las vería y que haría alguna de las personas a las que admiras?

Enfócate en buscar una solución adecuada y no en el malestar que sientes.

Analiza tu estilo de pensamiento

Practica.

- Ante ciertas molestias o incomodidades, no busques de inmediato la solución.

- Date cuenta de que no pasa nada si te sientes mal un rato.

La tolerancia se fortalece, como cualquier músculo, trabajándola y practicando.

Todos podemos aguantar el malestar.

¿Es incomodo?

Sí, pero no pasa nada si nos sentimos mal durante un periodo de tiempo. El malestar pasa y la recompensa puede ser enorme a largo plazo
ENSEÑANDO A TOLERAR FRUSTRACIONES DESDE NIÑOS: ¿Que es la tolerancia a la frustracion? Por que es bueno dar una dosis de frustración a nuestros hijos?
Muchos padres de familia buscan complacer en todo a sus hijos. Se dicen frases como “Es mi hijo y si puedo se lo doy”, “No me gusta verlo asi, y mejor se lo doy”, “Prefiero quedarme sin… pero que el este feliz” y una lista interminable de cosas que los padres y madres hacen por complacer a sus hijos. Y no esta mal buscar lo mejor para nuestros hijos, el problema es buscar a toda costa evitar que ellos se sientan un poquito “mal” por no obtener lo que quieren.
Los niños en general buscan obtener lo que quieren y si no sucede asi en algunos casos pueden reaccionar de formas que no son aceptables incluso para un niño. ¿Esto por que ocurre? En general los niños pequeños solo saben actuar sus emociones, si los niños van entendiendo que tal o cual emocion les ayuda a obtener lo que desean lo seguiran haciendo, total, si las figuras que mas respeto me siguen cumpliendo lo que pido, pues el resto del mundo deberia actuar igual.
El problema aqui es que el mundo no reacciona asi con ellos conforme van creciendo (si tal vez mientras sean pequeños habra una que otra persona que diga, “dejalo, esta chiquito”, “hay mira no pasa nada” pero conforme van creciendo esta simpatia se va perdiendo y tienden a verse mas como pequeños dictadores en lugar de los niños que deberian ser.
¿Que pasa con un niño que crece sin esta tolerancia a la frustración? Facil, son muchos adultos que vemos que a la primera contingencia se derrumban, a la primera diferiencia de opiniones se sienten atacados, o los vemos como aquellas personas donde el tener un jefe o figura de autoridad los hace cambiar de trabajo constantemente (un jefe muchas veces da una que otra dosis de frustracion al dia, ¿no?)
¿Pero como ayudar a nuestros hijos y ser facilitadores de esta amorosa frustracion?
Aqui hay algunas formas:
1. Enséñele a identificar. Debemos enseñar a los niños pequeños a identificar el sentimiento de frustración cuando aparezca: “¿Jorgito, ya te diste cuenta que cuando pierdes en el juego te pones a aventar cosas?”.
. Indique al niño cuándo debe pedir ayuda y buscar sus propias soluciones. Muchos papas con tal de no ver a su hijo llorar, o enojarse aunque sea en un juego, terminan por resolverlo por ellos o incluso dejarse perder los papas en dicha actividad para hacerlos sentir que ganaron. Mientras algunos niños son reacios a pedir ayuda, otros la piden de inmediato. Debemos enseñar al niño a encontrar la solución primero. Se le dirá: “pruébalo otra vez para mí”. Cuando el niño no sepa ya que más hacer, hay que decirle que pida ayuda. Cuando nos demos cuenta que el niño se está frustrando con alguna tarea, intervenga para enseñarle a evitar la frustración: “¿qué podrías hacer en lugar de enfadarte o abandonarlo?”.

2. Representación de papeles. Juegue a la frustracion con su hijo, interpreten una pequeña obra de teatro donde hay algo que los frustra, en una reaccionan mal y en otra opcion buscan como resolverla. Esto le enseñara a su hijo como tambien mama o papa se pueden enfrentar a algo y como buscan resolverlo antes de rendirse.

3. Se reforzarán las acciones apropiadas por parte del niño. Elógielo por haber retardado su respuesta habitual de ira ante la frustración, y también cuando utilice una estrategia apropiada. Establezca un sistema de recompensas para reforzar esa aptitud de madurez.
.
4. Predique con el ejemplo. Si usted pasa por una situacion real frustrante enseñele a su hijo que es y como la aborda. Recuerde que los hijos son muchas veces el reflejo de los padres.
 
FUENTE: ACAI-TLP Portal sin-limite. Debo decir que no suscribo todo lo que pone porque me opongo de manera tajante al castigo. Rodrigo Córdoba Sanz.

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