PEACE

PEACE
Paz y Ciencia

miércoles, 13 de febrero de 2013

Willigis Jäger: La Vida no termina nunca



Somos formas divinas

Siempre intento expresar mi experiencia en la terminología cristiana. Los Padres eran mucho más valientes en las formulaciones de sus experiencias. Hemos agrandado demasiado la fosa divisoria entre Dios y mundo Clemente de Alejandría escribe: "El logos divino se ha hecho hombre, para que podamos aprender de un hombre cómo puede un hombre ser divinizado. Se trata, escribe, de "convertirnos ya en esta realidad terrenal en Dios y andar como un Dios en la carne". Y un Doctor de la Iglesia, Basilio, se atreve a decir a los fieles: "Se nos ha encomendado igualarnos a Dios según la capacidad de la naturaleza humana". Y Eckhart predica: "Él (Jesús) se ha hecho hombre por el motivo de que Él (Dios) te alumbre como su hijo unigénito y no como menos... Porque entre tu naturaleza humana y la de él (Jesucristo) no hay ninguna diferencia.

Dios se delimita en nuestra naturaleza humana

La unidad con Dios supone un proceso dinámico existencial dirigido a una comprensión cada vez más profunda de lo que llamamos Dios. Eckhart diría: Tenemos que "dejar a Dios ser Dios en nosotros". De la experiencia de Dios ha de darse una "Vida Dios".
De esta manera la figura del hombre divino Jesucristo recobra un significado nuevo. En él, igual que en todos nosotros, el Principio Originario divino se hizo hombre. Jesús, ese predicador ambulante, me recuerda en muchas cosas a los sabios de Oriente. Inspirados por ellos deberíamos intentar interpretarlo para nosotros de una forma nueva. Pero para ello habrúa que conducirlo fuera del punto de vista estrecho de la Iglesia y de la teología. Quizás de esta forma seria también posible que el cristianismo se liberara de una hebraización y helenización unilaterales. Y los sucesos centrales, como su concepción por el Espíritu, el bautismo, la transfiguración, la crucifixión y la resurrección cobrarían otra vez importancia para nuestra razón educada en la ciencia y dejarían de parecerles a la gente de hoy residuos de tiempos pasados. Siendo aún estudiante de teología aprendí del Dr. Eberhard Nestle, según cuya traducción se nos introdujo en el Nuevo Testamento, que en nuestro cristianismo abunda más el pablismo que el jesuismo. Tradiciones milenarias, tal como son conocidas por las religiones de Oriente, aparecen en la vida de Jesús y siguen teniendo aún hoy día la misma importancia salvífica.
Me vienen a la mente las palabras que pronunció Tomás de Aquino poco antes de morir, después de su experiencia mística en la Iglesia de Vosa Nova: "Todo lo que he escrito me parece paja en comparación con lo que he visto y con lo que se que se me ha revelado". Según Tomás, Dios no puede estar presente con una parte de sí mismo, porque en Dios no hay partes. Esta con su esencia en todas las cosas. Por ello Eckhart puede decir: "Si no existiera yo, Dios no existiría".
Teresa de Ávila y Juan de la Cruz hablan de sus experiencias místicas de la unidad. Teresa, en su libro Las Moradas, describe dos clases de unidad vacía. La primera clase de unidad se disuelve cuando el ser humano vuelve a la conciencia cotidiana, igual que dos velas de cera, cuyas llamas se juntaban y se vuelven a separar. La auténtica unidad la describe con las siguientes palabras: "Acá es como si cayendo agua del cielo en un río o fuente, adonde queda hecho todo agua, que no pondrán ya dividir ni apartar cuál es el agua del río, o lo que cayó del cielo; o como si un arroyico pequeño entra en la mar, no habrá remedio de apartarse; o como si en una pieza estuviesen dos ventanas por donde entrase gran luz; aunque entra dividida se hace todo una luz".
En muchas poesías, Juan de la Cruz dice lo mismo. Pero aquí vale lo que Eckhart dijo una vez al final de uno de sus sermones: "Quien no comprenda este discurso, no debe afligirse en su corazón. Pues, mientras el hombre no se asemeje a esta verdad, no habrá de comprender este discurso; porque se trata de una verdad no velada que ha surgido inmediatamente del corazón de Dios". Eckhart habla de esa unidad vacía cuando se refiere a lo más íntimo de la persona: "Dios mismo nunca mirará ahí adentro ni por un solo momento y nunca lo ha hecho en cuanto existe al modo y en la cualidad de sus personas.
Esto es fácil de comprender, pues ese Uno único carece de modo y cualidad. Y por eso: si Dios alguna vez ha de mirar adentro, debe ser a costa de todos sus nombres divinos y de su cualidad personal; todo esto lo tiene que dejar afuera si alguna vez ha de mirar adentro. Antes bien, en cuanto Él es un Uno simple, sin ningún modo ni cualidad, en tanto no es, en este sentido, ni Padre ni Hijo ni Espíritu Santo y, sin embargo, es un algo que no es esto ni aquello" (Sermón 2). Y también predica: "Pues bien, mi querido hombre, ¿qué daño te hace si le permites a Dios que sea Dios dentro de ti?" (Sermón 6).
Después de tiempos de "crisis de Dios" (en palabras de Metz) y de "eclipse de Dios" (según Buber) hay ahora otra vez algo así como hambre de Dios. Ese hambre existencial y surge desde la profundidad de nuestra condición de humanos. Buscamos una interpretación de nuestra vida. Queremos que Dios sea persona en nosotros. A estas experiencias nos quieren conducir los caminos espirituales.

Willigis Jäger: "La vida no termina nunca". Desclée de Brouwer

No hay comentarios: