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Paz y Ciencia

jueves, 5 de enero de 2012

Sobre la depresión y su tratamiento




[96]En la autobiografía, la escritura es instrumento, no fin. En la poesía, la escritura es fin. Entre ambas se sitúa la novela. Carlos Castilla del Pino. "Aflorismos"

La depresión es un problema que va a atravesar en algún momento la mitad de la población. Algunos dicen, ya clásicos, que existen depresiones endógenas, genéticamente determinadas y exógenas, es decir, precipitadas por reactivos o acontecimientos vitales estresantes, por ejemplo el paro o la muerte o enfermedad de un familiar.
Con respecto al tratamiento hay muchas formas de abordarlo. Básicamente podemos describir 3: la medicamentosa, la psicoterapia y el abordaje de síntomas con la psicología cognitivo-conductual. La primera "euforiza" al paciente, sobre todo si se dan cantidades elevadas, muy propio algunos médicos de atención primaria y algunos psiquiatras. La segunda consiste en esclarecer y elaborar los motivos subyacentes que hacen sentirse así a la persona, movilizar sus potenciales de salud de forma que pueda afrontar el problema fortalecido. La tercera es una terapia más directiva que se apoya en consejos, recomendaciones y registros de conducta para llevar una vida más funcional. Lo más sensato es integrar esas modalidades y aplicarlas cuando sean pertinentes. Hay que conocer profundamente al paciente antes de aplicar una técnica y es muy importante la relación terapéutica.
Las técnicas son patrimonio del terapeuta no del consultante/paciente y a cada individuo, a cada persona, en cada momento, puede proceder una determinada técnica. Con esto no hablo de un eclecticismo vacío. Intento que no nos cerremos en banda a los avances de la ciencia "psi" e integremos los conocimientos teóricos y técnicos en base a la persona, situación y problema.
Por ejemplo, una persona deprimida, si está atravesando un momento difícil no se le puede incluir en un trabajo de orientación psicoanalítica porque requiere comprender su problema y reforzar sus puntos fuertes. La persona deprimida no contempla el futuro, lo ve lejano y oscuro. En primer tiempo puede ser indicado emplear algún elemento proyectivo como una autobiografía en tres tiempos: pasado, presente y futuro, esto último sería una biografía desiderativa, esto es, de deseos, anhelos y proyectos. A través de esos métodos podemos engarzar la situación emocional de la persona con sus conductas y actitudes. Más adelante podemos explorar sus fantasías y sus sueños como una puerta abierta al mundo interno sin censuras.
Para abordar un problema psicológico hay que trabajar con rigor, dedicación y paciencia. El paciente tiene que tener compromiso, confianza, constancia y curiosidad para acudir cada semana a consulta con el compromiso de avanzar un poco más en su problemática y desarrollar sus potenciales de salud. Esto último parece que ahora se asimila a la nueva corriente de la "psicología positiva" que proviene de la psicoterapia humanista y que, también el psicoanálisis ha integrado en su trabajo gradualmente.
En algunos casos la persona tiene que tomar medicación, aunque la mayoría de las veces sería suficiente con una psicoterapia. El problema es que los pacientes con síntomas depresivos acuden a las consultas del médico de familia y puesto que no hay psicólogos prácticamente en el salud ni nadie que haga psicoterapia, además de mucha desinformación, les dan medicación. Esto ayuda pero a veces impide elaborar el problema y la persona flota en una nube de fármaco como situación virtual. El problema de esto es que cuando desaparece el fármaco si las circunstancias de la persona son las mismas, los traumas o las heridas permanecen, la persona vuelve a caer.
Por ello la psicoterapia además de aliviar, cura, a largo plazo pero ejerciendo una labor de profilaxis y desarrollo de capacidades y recurso que es un bagaje fundamental para que la persona pueda sentirse mejor preparada para las "cuitas" de la vida cotidiana.
Rodrigo Córdoba Sanz

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