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Paz y Ciencia

sábado, 7 de enero de 2012

Contrapsicología y Sentido Común

Bajo mi punto de vista la antipsiquiatría y la contrapsicología han sido y son necesarias, desde un punto de vista histórico y de revolución de valores terapéuticos, sociales y culturales.
Si focalizamos en la praxis, hay que destacar que hay muchas formas de contrapsicología, esto no significa hacer las cosas mal, significa tener una actividad centrada en el paciente y no tanto en los dogmas de fe de las escuelas, asociaciones o universidades. Son varias las corrientes psicológicas que se pueden unir a este movimiento, desde el humanismo, la gestalt, el psicodrama, la psicosíntesis y en definitiva las psicoterapias dinámicas incluyendo algunas ramas del psicoanálisis.
Por ejemplo, dentro del psicoanálisis existe una clara "fe" en la teoría de algunos autores que pasan a ser una forma de "gurús" o seres omniscientes que dirigen la técnica del terapeuta. Podríamos hablar de los lacanianos, quienes, en alguna ocasión, con sus intervenciones desconyuntan al paciente.
Por otro lado, la psicología congnitivo-conductual no tiene en cuenta el plano que hace único al ser humano, sus fantasías y sentimientos. Lo "cosifica" como un corolario de signos, síntomas, pensamientos y conductas. Esto resulta estremecedor.
Lo que sucede en los hospitales es todavía más delicado, como se menciona en el post de abajo los psiquiatras prueban medicaciones con los pacientes, esto creo que está fuera de toda ética. Creo que hay que emplear más el sentido común en nuestra labor y centrarnos en el paciente. Darle el carácter que merece como persona que solicita ayuda, sin necesidad de introducirlo en un lecho de Procrusto nosológico o medicamentoso. Tampoco se puede atender a una persona a nivel de psicoterapia si no quiere o viene obligada por otra persona o profesional, eso está abocado al fracaso.
Los principios de la antipsiquiatría y la contrapsicología son de reinvindicar que el paciente tiene unos derechos que trascienden lo que el establishment dicta. Por ello, en carácter ambulatorio es el paciente el que elige la persona con quien quiere ser atendido. Eso dignifica la profesión y creo que la persona que pide ayuda merece y necesita una atención que tal vez esté fuera de reglas teóricas o técnicas. Lo primero es no hacer daño y lo segundo es amoldarse a las necesidades del paciente con unos límites firmes y flexibles.
Dudo mucho que en un hospital o en un servicio sanitario estandarizado con un protocolo rígido se pueda conseguir esas propuestas.

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