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Paz y Ciencia

martes, 3 de enero de 2012

"Aflorismos" para el día de hoy: Castilla del Pino

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La auténtica democracia es siempre imperfecta. Los que la anhelan la democracia perfecta (e inamovible) desean en realidad "otra cosa", que resulta ser no democracia. La imperfección de la democracia viene dada por principio, porque se trata de un proceso y no de un "estado", o, si se quiere, de un estado en proceso, en movimiento.
[71]
La felicidad existe. La felicidad es la sabiduría, y esta es el arte de vivir. Arte que se resume en pocas palabras: hacerse una vida confortable con personas, libros, cuadros, música, muebles... Y, desde luego, alejar y expulsar fuera de sí lo estúpido, lo feo, lo cruel, incluso lo incómodo.

1 comentario:

Emilio Ogalla dijo...

No obstante -y parafraseando el discurso que mantiene Chris Marker en su magnífico "Sans soleil" de 1983- existen personas que, por razones diversas, se han visto abocadas a moverse en un mundo de apariencias-frágil y revocable-anhelando con fervor un universo "parmenídeo" que les proporcione cierta estabilidad. Es el mismo "deseo de invarianza" que se desprende de la poesía que nace de la inseguridad de judíos errantes que buscan una patria donde asentarse y de japoneses que tiemblan por vivir sobre una alfombra que es sacudida, sin previo aviso, por una Naturaleza hostil. De ahí,que su cultura esté impregnada de trenes volando de planeta en planeta y de
de samurais que luchan en un pasado inmutable.Esto es lo que se denomina "la im-permanencia de las cosas".
Considero,entonces,legítimo que aquéllos que desconocen o desaprendieron el arte de vivir demanden un entorno estable y estructurado donde poder expresarse.

Con respecto a la democracia; Octave, un personaje de "La Regla del juego" de Jean Renoir, sostenía categóricamente: “Ce qui est terrible sur cette terre, c’est que tout le monde a ses raisons" pero, quizá, ninguna razón sea lo suficientemente buena para imponerse a otra.

Un abrazo