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Paz y Ciencia

lunes, 9 de mayo de 2011

Una cara de la Depresión

La desesperanza es un tejido nervioso que filtra la información del pasado, del presente y del futuro bajo las lentes oscuras de la tristeza, la desvitalización, la falta de motivación y el desinterés por la vida.
Frente a ella está la vida, la no vida es ese estado reflejado arriba, el sufrimiento psíquico, el agotamiento, la vivencia de fracaso, la vivencia de locura.
Dicho estado se relaciona indisolublemente con una serie de acontecimientos vividos. La persona puede llegar a verse como otra persona distinta, irreconocible, habiendo dejado en el camino parte de sí mismo. Esa vivencia es desesperante, porque con ella está el duelo de una vida que está dentro de esa persona.
Todas las fallas, carencias, déficits narcisísticos son potenciados por problemas graves a la hora de pensar y tomar decisiones, problemas derivados de una angustia feroz que come por dentro, esto es absolutamente tangible en una consulta y fuera de ella, la persona no puede sostenerse por sí misma e incluso pueden sobrevenir ideas de suicidio como pensamientos parásitos o ideas estructuradas. La labor de un psicoterapeuta es reinterpretar la realidad de esa persona, una realidad, como la de todos, subjetiva, que por la enfermedad se ve más teñida de los objetos internos que de los externos, del mundo interno al externo, del plano connotativo frente al denotativo, por tanto hay cierto alejamiento de la realidad exterior y un repliegue que aisla a la persona de la realidad.

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