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Paz y Ciencia

sábado, 7 de mayo de 2011

Mundo Interno y Externo

Los afectos son la médula de la vida emocional, interna y vincular del sujeto. A ellos les concierne el concepto que la persona tiene de sí mismo, su relación con el mundo, con su self y con los demás.
Los afectos han sido nutridos durante la infancia y de ahí el "cierto determinismo" del psicoanálisis de explorar en el análisis de esos primeros años y la relación con los padres lo que ha formado una personalidad de un determinado modo.
Así pues, esto es de un incalculable valor, pero existen personas cuya vida ha sido muy dolorosa y que hablar de esos retazos de su vida les produce una gran ansiedad, se trata de que la ansiedad sea tolerable y que transcurra el tiempo y la confianza suficientes para que esos elementos puedan emerger a la conciencia.
Otros problemas no tienen una relación unívoca con el desarrollo madurativo infantil, aunque influya, podemos hablar de trastornos de estres postraumático, problemas reactivos y otros conflictos del sujeto con su medio ambiente.
No hay que olvidar que la persona tiene un fuero interno, poblado de objetos internos, de figuras internalizadas a lo largo de su trayectoria vital, desde padres hasta profesores, esto tiene que ver con el modo en que se ha forjado el concepto de sí mismo, tal y como decía arriba.
Así pues en la encrucijada del mundo interno y el mundo externo se analizan los problemas psíquicos, su malestar y su dolor. Parecen para algunas personas elementos intangibles frente a las conductas de la psicología cognitivo-conductual, sin embargo un análisis profundo sí es capaz de cambiar el estilo de personalidad y afrontar el problema de una manera más seria. La persona se siente más comprendida, a niveles de sentimientos, de relaciones, de aspectos psicopatológicos, se le da sentido y significado a su vivencia y este dar sentido es corrector.

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