Sobre el amor

El amor es algo que no es tangible y sin embargo está presente en muchas personas, desde su presencia hasta su anhelo. El amor es integrador, produce bienestar, es una fuente de calor emocional, de sosiego, de calma y de vida. El amor nos enseña mucho, el amor evoluciona, la significación del amor en dos personas va progresando en la medida en que se van conociendo, van compartiendo y van integrando a su vida aspectos entrelazados, por ejemplo los hijos, proyectos comunes, vivencias y contactos. La intimidad debe ser resguardada, como refugio de un colosal proyecto que se va gestando en sus fases iniciales y que luego se abre a la familia, incorporándose los hijos con el cariño devoto de los abuelos, que cambian de cara cuando ven a la criatura.
El amor tiene que ser gestionado, por ejemplo la persona enamoradiza que queda cautivada en encuentros sutiles o a través de internet. Esto tiene un tejido que responde a la necesidad, a la falta, a la carencia afectiva, a vivir una situación en el mundo externo complicada, a vivir problemas emocionales y otras cuestiones que son idiosincrásicas.
El amor es algo que vitaliza, por contra, un matrimonio adormecido, que no se ríe, que no tiene momentos de júbilo está llevando una no vida que puede derivar en que busquen fuera lo que no tienen en casa. Desde diversión hasta aventura, pasando por el sexo.
El amor por tanto es la pieza más valiosa de la creación humana, el leit motiv del ser humano, Freud decía, y hace poco nos lo recordaban en un anuncio, que lo más importante era el amor y el trabajo. Del amor se desprenden muchas otras cuestiones válidas para entender por qué somos como somos y nos relacionamos de una determinada manera para nosotros mismos, para la pareja, para la sociedad. El amor es lo más hermoso que ha construído el hombre, si dejamos que fluya sin ponerle ataduras nos llevará a caminos ignotos que nos sorprenderá, sólo hace falta una cuestión de alto calibre, una selección y una mutualidad en la experiencia.