Existe un claro hiato entre lo que dice el DSM y la CIE con lo que dice el psicoanálisis, sobre todo su cabeza pensante en este tema que es Otto Kernberg, también es esencial Gunderson.
El trastorno borderline ha sido definido en el libro "Deja de andar sobre cáscaras de huevo", muy recomendable lectura, como una lámpara de lava, que cada vez tiene diferentes formas.
El trastorno borderline puede llegar a presentarse de muy diversas formas, produciendo un profundo desconcierto en el entorno familiar y en la persona que sufre el problema. Es evidente que las relaciones familiares se resienten por los síntomas de la enfermedad, sufren los cambios de estado de ánimo, los períodos donde hay una cierta desconexión de la realidad, los síntomas disociativos, la ansiedad difusa, la depresión, los problemas de avidez que se pueden trasladar como bulimia y anorexia, el profundo dolor que hace llorar en silencio a la persona que no suele encontrar en los profesionales alguien que le atienda y le entienda, quizá por ser un trastorno que tiene poco convenio científico, sé a través de Vicente Rubio Larrosa que el DSM-V va a cambiar mucho en relación a este trastorno. Hay personas que lo arriman a los problemas del estado de ánimo, otras a los problemas disociativos y es que muchos de estos pacientes han sufrido situaciones traumáticas a lo largo de su infancia, habiendo sido abatidos en el crecimiento de su autoestima y de su autoconcepto, pilares de la identidad. Estos pacientes tienen varias necesidades, unos padres implicados en el tratamiento, un trabajo profundo, intenso y en el "aquí y ahora" donde el sostén sea por encima de la interpretación. Son pacientes que se parecen al trastorno bipolar tipo II, porque tienen períodos de depresión y períodos de elación sin llegar a la manía (hipomanía). Suelen contenerse farmacológicamente en función de los síntomas que presenta la clínica que acaece en ese instante, por ejemplo para un problema de estado de ánimo cíclico se prescriben eutimizantes (tipo neurontin o trileptal), para la depresión se presciben antidepresivos y para la ansiedad benzodiacepinas, aunque muchos médicos consideran que estos fármacos pueden tener efectos paradójicos, aumentando la agresividad. También, en caso de trastornos cognitivos, trastornos formales del pensamiento o historia de delirios se les prescribe antipsicóticos en pequeñas dosis (zyprexa, invega, risperdal). Estas personas necesitan desarrollar una especial relación profesional y emocional con su terapeuta, del que se suelen aburrir pronto porque necesitan nuevas sensaciones, el consumo de drogas es frecuente y suele aparecer una clara reactancia frente a los consejos del terapeuta. Existen dos tipos de tratamiento avalados según Gunderson, la terapia dialéntico-conductual y la psicoterapia dinámica enfocada en el aquí y ahora. Algo que les remonte al pasado puede provocar una regresión y un profundo dolor, su umbral de tolerancia a la ansiedad es relativamente bajo.
Por otro lado, existen personas de prestigio que tienen este problema y hay un amplio rango de funcionalidad en muchos de ellos, otros acaban pidiendo la invalidez y cada vez más la obtienen (ahora en estos tiempos de crisis se sabe que son más estrictos a la hora de conceder estos permisos). La persona borderline sufre mucho y transmitir su dolor es muy complicado para ellos, tienen a veces un fondo de desconfianza y escepticismo ante los profesionales porque ya han intentado que les ayudaran o porque han sido muy duros con ellos. Tienen una fina sensibilidad y suelen ser muy inteligentes, planteándose cuestiones de elevado nivel que sorprende al terapeuta, a veces pueden hacer preguntas que descoloque al terapeuta y la relación con el terapeuta se polariza entre el blanco y el negro, entre la devalucación y la idealización. En ocasiones, la omnipotencia del pensamiento hace que deseen todo fervientemente y que el mundo les parezca un espacio donde se sienten constreñidos e injustamente tratados. Los libros de Dolores Mosquera son reveladores por su sencillez y su claridad pero hay que añadir que tienen una función casi divulgativa en la que no se ven reflejados las personas con un problema borderline. Suelen reunirse en foros y otros medios como chats y la verdad es que pueden tener a veces un comportamiento francamente desquiciado. La terapia familiar se antoja importante pero pueden suceder hemorragias afectivas y montarse "el rosario de la Aurora". Construir una buenja alianza terapéutica con el paciente es fundamental, incluso más que con otros pacientes, ya que estaremos sometidos a un escrutinio muy sensible y delicado. Es importante y señal de buen pronóstico que no haya abuso de sustancias porque esto desarma las defensas del paciente y dompe la película protectora de la psique para afrontar el estrés, consideremos que en el modelo de diátesis-estrés se dice que hay una vulnerabilidad que ante el estrés hace que se reaccione con ansiedad, depresión y otros síntomas. A veces pueden parecer psicóticos pero hay que diferenciarlo de la disociación, elemento que es más común en ellos, aunque también aparezcan las "micropsicosis". En la CIE-10 se ha dividido en Trastorno Límite por las tendencias suicidas y Trastorno de Inestabilidad Emocional subtipo impulsivo. En el DSM se llama trastorno límite, muchos profesionales están en desacuerdo con este concepto, otros proponen otras nomenclaturas.
Yo creo que el nombre es lo de menos pero que se trata de enfocar e investigar en la terapéutica.
Para más preguntas: rcordobasanz@gmail.com
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