PEACE

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Paz y Ciencia

lunes, 29 de noviembre de 2010


Edvard Munch: En 1908, después una depresión nerviosa, regresó definítivamente a Noruega. A partir de este momento su pintura se hizo más vital y positiva: numerosos paisajes de brillante coloridos pintados con trazo enérgico, que continuará realizando hasta su muerte. Friedrich Nietzsche






Salir del calvario de la depresión profunda cuando se ha estado bajo los efectos clásicos de una depresión, desde el insomnio, la angustia, la apatía, la falta de energía, la dificultad para encontrar placer, el verse solo, desamparado y desaliñado es un ejercicio difícil. A veces se trata esto con medicamentos que vienen muy bien, para hacer un paréntesis en la energía del sujeto, en la vivacidad "farmacológica" y en el insomnio, donde se pueden administrar también hipnóticos.
No obstante la salida no siempre es fácil, un mundo es visto sólo desde el prisma del sujeto que se aproxima a él, ninguna otra cosa incide en esa visión, la subjetividad se encierra en la depresión y las relaciones interpersonales se reducen al mínimo, el médico suele dar la baja y la persona no tiene ya una fuente de desarrollo de su identidad, está en la cama, sin estímulos que le inviten al bienestar y con un pensamiento y una fuerza mermada por un sistema de pensamiento sistémico que invalida sus pocas ganas de salir hacia delante. Cuando la persona tiene coraje y fuerzas, esto suele pasar más a menudo cuando no existen rasgos de personalidad depresiva o de trastorno de personalidad, la persona suele salir de ese atolladero y se cruza de repente con la realidad. Una realidad interna y externa que produce una cierta desazón, hablar aquí de los motivos subyacentes a una depresión es una tarea sumamente difícil puesto que cada persona tiene su enfoque, su mirada y su construcción de la realidad. El enfoque biologicista, el que impera en el mundo del establishment psiquiátrico y ambulatorio tiende a taponar esos síntomas. Pero los síntomas son el producto de emociones que se han callado, que se han apagado a la hora de ser expresadas, de asociaciones de ideas y representaciones mentales inscritas en unas vivencias y biografía que dan sentido al sufrimiento. Hay un libro que se ha convertido en un fenómeno, es uno titulado "La inutilidad del sufrimiento". Este libro comete un gran error difundir que el sufrimiento no tiene sentido, todo sufrimiento tiene un sentido y existen muchas personas que sufren y siguen su trabajo y sus actividades cotidianas con aplomo y firmeza tratando de buscar un sentido a todo eso que le pasa. Hay gente que prefiere un tratamiento farmacológico y no explorar demasiado, otros quieren un programa de consejos, otros caen seducidos por el psiquiatra que les promete una mejoría temprana. Cada persona tiene un tempo, una temperatura en sesión, y las intervenciones deben responder a la calidad y calidez de esa atmósfera generada en las sesión entre terapeuta y paciente.
La deresión es una enfermedad muy común, ahora con la crisis, miles de familias se ven al borde del abismo y necesitan alguien que les ayude a poder liberar sus pensamientos y conectarlos con su trayectoria en construcciones, así como señalar e interpretar ciertos aspectos de su psiquismo. El paciente pone los tiempos, la depresión no tiene porqué ser una enfermedad crónica, la distimia tampoco, sólo son diagnósticos vacíos de sentido que acurrucan al paciente en una situación de "haga lo que haga no voy a salir". Creo que esto es yatrogénico. Aunque el paciente tenga derecho a un informe y a un diangóstico pero hay que cuidar mucho los efectos de este tipo de evalucaciones.
El paciente deprimido puede llegar al paroxismo, dejar de comer, tener delirios y en esos casos hablamos de depresión psicótica. Es un caso grave. Las depresiones necesitan un tratamiento largo y continuado con un seguimiento. La estructura de personalidad del individuo mucho tiene que ver en su evolución, pongamos por caso un paciente borderline, con alguna esquizofrenia o bipolar tienen una tendencia a la depresión, con el handicap que si se les administra demasiado antidepresivo pueden, los borderlines y bipolares desarrollar una crisis hipomaníaca o maníaca. El setting analítico es frío y desangelador para estos casos, un diván resulta muy distante para una persona que necesita comprensión, escucha y calidez entre otras muchas cosas. Como decía Winnicott, lo importante es que se haga con la transferencia, no si se trabaja en diván o no.
Una depresión es capaz de derivar en conductas de automutilación, conductas autodestructivas como el alcohol, por ser un ansiolítico "falso" o por evadirse de la realidad que no pueden soportar. El alcohol y otras adicciones se potencian para llenar esa carencia, esa falta, ese vacío que queda representado en base de síntomas en la depresión y que hay que analizar, entender, reflexionar y pensar, para ayudar a la persona a pensar en sus actitudes, sentimientos y conductas. La persona depresiva es poco expresiva, hay que ayudarle, tenderle la mano y acompañarle poco a poco en el camino de la exploración de su verdad, que luego hay que saber contrastar con la realidad empírica o exterior. Para ello, quizá necesitemos el apoyo de su familia (siempre con su consentimiento) y un poco de calor humano y establecer una buena alianza de trabajo así como un vínculo emocional fuerte y asentado en los principios de lo humano.
La depresión es fruto del vacío, de la carencia, de la falta, del estrés, de una sinergia de factores que engloban a la persona en un mundo negro que le hace incapaz de ver todas las vibraciones de la realidad y contemplarla en relieve. Esto apaga la llama, una expresión que mis pacientes me enseñaron y que utiliza algún grupo de música, la depresión puede estar asociado a otros problemas psicologicos-psiquiátricos y hay que saber entenderla en su contexto bien para poder realizar una buena diagnosis y diseñar un tratamiento que respete la temperatura de la sesión y los recursos psíquicos del analizado. Cuando empiezan a recuperarse puede aparecer cierta hipocondría, que arrastran desde tiempos remotos y tener cierto escepticismo y preocupación, sin embargo el trabajo con estos pacientes es fructífero y hay que realizar un tratamiento integral, holístico y ajustado a las necesidades para obtener un éxito terapéutico donde hemos tenido como aliado al paciente que poco a poco se ha ido sumando a la ardua tarea de salir del atolladero.

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