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Paz y Ciencia

jueves, 6 de febrero de 2020

La Depresión




La depresión es una enfermedad del humor. La palabra depresión tiene por sí mismo decaimiento e ilustra ese estado de abatimiento moral y físico relacionado con el deterioro del humor. Los trastornos del humor, y entre éstos las depresiones, se han descrito desde la Antigüedad: "Cuando la aflicción o la tristeza persisten mucho tiempo, indican un estado melancólico" (Hipócrates, siglo V a.C.).

La melancolía procede etimológicamente de las palabras griegas melas, que significa negro, y chole, que significa bilis. La presencia de bilis negra, que según los antiguos secretaba el bazo, es responsable de las pasiones tristes. Se puede relacionar con la palabra spleen, utilizada en francés en el sentido de vaguedad de espíritu, y que en inglés designa también al órgano del bazo (sede de la bilis negra). Conforme a la antigua teoría de los humores, la enfermedad es el resultado de un desequilibrio entre la sangre (producida por el corazón), la flema (producida por el cerebro), la bilis (producida por el hígado) y la atrabilis o bilis negra (producida por el bazo).

La medicina no dio a la depresión su sentido actual hasta hace muy poco, confiriéndole el estatus de una enfermedad bien definida y sin asimilarla a la melancolía, que corresponde en lenguaje médico a una depresión grave. Al deprimido se lo reconoce en la actualidad como un enfermo que necesita de cuidados y que, en función de sus quejas ("Estoy cansado", "Ya no me siento como antes", "No sé qué es lo que me ha pasado", "Antes yo estaba como aquél..."), se puede, a tenor del contexto, identificar una depresión y ofrecerle soluciones para que salga de ella.

La depresión es una enfermedad muy frecuente. Afecta a unos cien millones de personas en el mundo. En España incide en un 4% de la población y se estima que el riesgo de tener una depresión a lo largo de la vida es del 10%. Sólo una cuarta parte de los deprimidos está cansado, se abandona y no encuentra ya fuerzas para consultar a nadie por propia iniciativa. Las personas de su entorno o no existen o no le presten atención y no le ayudan en este paso.

El deprimido puede sentirse responsable o culpable de lo que cree ser una falta de voluntad. Así pues, supone que puede salir él solo y no ve el interés de una ayuda médica que intervendría en sus asuntos personales de una manera intrusiva.

El deprimido puede negar sus trastornos, habida cuenta del carácter peyorativo o vergonzante que la opinión pública da a los problemas psíquicos, pese a que, entre éstos, la depresión sea el menos tabú de todos. La mayoría de los deprimidos recibe tratamiento por los médicos de cabecera y no por los psiquiatras. Los deprimidos representan entre el 10% y el 20% de los pacientes de un médico de atención primaria.

La depresión está en la actualidad muy mediatizada, pero no es una enfermedad de los tiempos modernos. Parece estar de moda porque:

- Es una enfermedad que cada vez conocen mejor los pacientes y los médicos, cada vez se identifica más y mejor.
- La prolongación de la esperanza de vida implica un aumento de la población de edad, a menudo enfrentada a problemas sociales, a un aislamiento afectivo así como a enfermedades crónicas que se acompañan de reacciones depresivas en un 20% de los casos aproximadamente.
- La desgana de vivir de las sociedades industrializadas está a veces relacionada con una reacción depresiva. En efecto, la transformación de las estructuras tradicionales y del entorno conlleva una pérdida de la identidad cultural, de la identidad religiosa y de los valores familiares. Crea asimismo situaciones de aislamiento y condiciones de trabajo estandarizados y anónimas.
- Algunos medicamentos nuevos presentan efectos secundarios negativos sobre el humor.
- Desenmascarar la depresión,así como una mayor información, aumenta la demanda de ayuda de los deprimidos.


Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo y Psicoterapeuta. Nº Col.: A-1324
Tfno.: 653 379 269
Nueva Dirección: Gran Vía 32, 3º Izqda.
Página Web: www.rcordobasanz.es





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