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Paz y Ciencia

viernes, 1 de agosto de 2014

Adolescencia



“…Los adolescentes son excesivamente egoístas y se consideran el centro del universo y el único objeto de interés y, sin embargo, en ninguna otra época de la vida ulterior son capaces de tanto autosacrificio y devoción. Forman las relaciones amorosas más apasionadas para romperlas tan abruptamente como empezaron. Por una parte se arrojan con gran entusiasmo a la vida de la comunidad y por la otra, tienen una nostalgia abrumadora por la soledad: oscilan entre la sumisión ciega a un guía escogido por ellos mismos y la rebelión desafiante contra cualquier autoridad y contra todas las formas de ésta. Son egoístas y están orientados de manera material, y al mismo tiempo están repletos de idealismo enormemente elevado. Son ascéticos, pero repentinamente pueden hundirse en el goce instintivo más primitivo. En ocasiones, su conducta para con otras personas es ruda y falta de consideración, no obstante , también sosn quisquillosos en extremo. Las variaciones de su carácter, van desde el optimismo, albergado en un corazón ligero, al pesimismo más negro. Unas veces trabajan con infatigable entusiasmo y otras son apáticos y perezoso….”

Según el psicoanalista argentino Luis Kanciper (El complejo fraterno, 2004): “…La adolescencia, es, precisamente,, la etapa privilegiada de la resignificación y de la alternativa, en la que el sujeto tendría la opción de poder efectuar transformaciones inéditas en su personalidad. Representa el “segundo apogeo del desarrollo” (Freud, S. 1926). Es “el momento más importante y, a la vez, más dramático de la vida; representa un momento trágico: el fín de la ingenuidad infantil”   

Donald Winicott decía que:”…los padres tratan de sobrevivir, tratan de tolerar el hecho de ser “eliminados” por los adolescentes”. El YO fuerte del período de latencia recibe un gran aporte pulsional del Ello y entra en regresión, toda la fenomenología visible como la rebeldía y la oposición le permiten al adolescente la discriminación, la diferenciación, ya no es “su majestad el bebé”, los padres exigen, frustran y se enfrentan con los jóvenes. El super yo es fundamental para que el Yo tolere el ataque de las pulsiones del Ello, con un Edipo que vuelve a reinar y sin el impedimento biológico se vuelve más peligroso, por eso el super yo viene en ayuda y se resignifica la Ley del tabú del incesto.

    “LOS PROFESIONALES DEL CAMPO DE LA SALUD QUE TRABAJAN CON ADOLESCENTES TIENE QUE TENER LA CAPACIDAD DE PODER ESCUCHAR A LOS JÓVENES SIN JUZGARLOS, RESPETANDO SU AUTOESTIMA, SU PUDOR Y TENIENDO UN PROFUNDO Y ADECUADO CONOCIMIENTO DE SU PSICOLOGÍA PARA PODER COMPRENDERLOS Y ASISTIRLOS TANTO EN SUS MANIFESTACIONES CONDUCTUALES NORMALES COMO PATOLÓGICAS” (Quiroga, S.; 1986, La adolescencia. UBA).


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