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Paz y Ciencia

lunes, 11 de agosto de 2014

Melanie Klein: un bosquejo de su persona



MELANIE KLEIN: UNA MUJER QUE FUE LEYENDA

En el surgimiento de las ideas kleinianas hay que recordar el Simpósium sobre análisis infantil que tuvo lugar en mayo de 1927 en la Sociedad Psicoanalítica Británica, donde se mantuvo una dura polémica en torno a las opuestas perspectivas de Melanie Klein y de Anna Freud, que en su Introducción a la técnica del análisis de niñosdestacaba que la conducta infantil en la situación analítica estaba fundamentalmente mediatizada por los hechos vividos en la realidad presente con los padres, en especial en lo tocante a sus aspectos negativos, pensando que era imposible que un chico pequeño estableciera una genuina transferencia, calificando de silvestre el trabajo analítico de Klein, ya que ésta, en un contexto de juegos inocentes y no en el de las asociaciones libres, utilizaba interpretaciones profundas sobre falsos fenómenos transferenciales.

El posicionamiento de Anna Freud se situaba en la línea abierta por Hermine von Hug-Hellmuth, que en un trabajo de 1920, titulado Sobre la técnica del análisis infantil, insistió en la función educativa del psicoanálisis en la niñez, propugnando que a través del mismo debían inculcarse valores morales, estéticos y sociales, lo que fue absolutamente rechazado por Klein que asumió la posibilidad de un análisis en toda regla del niño pequeño. Ha de tenerse en cuenta en todo caso que para Klein la transferencia, esencial para un trabajo analítico, no suponía la reedición de una pasada neurosis infantil, como se entiende en el modelo freudiano, sino la impregnación de las relaciones de la vida ordinaria (relaciones con los objetos externos) con productos procedentes de la fantasía inconsciente que ocasionaba la realidad subjetiva (relaciones con los objetos internos), lo que sería válido tanto para el niño como para el adulto, aconteciendo lo patológico cuando tiene lugar una invasión excesiva de la fantasía interna inconsciente en la vida externa. Por otro lado, la técnica del juego, y el soporte teórico que implica, lo consideró un elemento sustitutivo de la asociación libre de ideas que podía tener lugar en los adultos y no en los pequeños.

Aunque en el terreno técnico se produjo con el paso del tiempo un cierto acercamiento entre Anna Freud y Melanie Klein, aceptando aquélla la posibilidad de tratar niños antes del período de latencia y emplear el juego como un instrumento técnico, como puede verificarse en la versión de 1946 de su Introducción a la técnica del análisis de niños, que apareció entonces con el título de Psicoanálisis de niños, en el campo teórico, por el contrario, el alejamiento entre ambas se fue acusando progresivamente, sobre todo después de que Klein concretara definitivamente sus teorías de las posiciones y de las relaciones objetales precoces, a partir de mitad de la década de los años cuarenta, dado que con esto dejaba de lado el tradicional complejo de Edipo como fuente central del desarrollo normal y patológico en favor de la llamada posición depresiva y situaba la aparición del yo y superyó muy precozmente, además de darle una prioridad total a la pulsión tanática sobre la erótica. Todo ello abocó, en tales fechas, a grandes controversias en el seno de la Sociedad Psicoanalítica Británica, lo que desembocó en la constitución en la misma de dos grupos de formación, uno con los seguidores de Anna y otro con los afines a Melanie. A partir de entonces la escuela kleiniana se autonomizó en el seno de dicha Sociedad, aunque hacia la mitad de la década de los cincuenta, empezaron algunas deserciones a causa de las divergencias respecto al papel de lo constitucional en el desarrollo y en la psicopatología y más concretamente en cuanto al protagonismo de la envidia innata; así mismo tampoco había acuerdo en lo tocante a la función de la contratransferencia y las subsiguientes intervenciones del terapeuta.

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