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Paz y Ciencia

viernes, 8 de agosto de 2014

José Bretón: ¿Psicópata o Psicótico? Polémica descriptiva


SALUD MENTAL

José Carlos Fuertes

José Carlos Fuertes

Médico psiquiatra
miércoles, 29 de agosto de 2012, 20:07
José Bretón: la locura razonante
Todos dicen que José Bretón es simplemente un individuo malo, un sujeto deleznable, cruel, despiadado. Todos dicen que supo lo que hizo y que lo hizo consciente y fríamente. Todos dicen, incluso algunos expertos, que es un salvaje, un asesino, un psicópata desalmado, un monstruo capaz de matar a sus propios hijos y después quemarlos para hacerlos desaparecer, o al menos intentarlo.
Un servidor de ustedes discrepa, con prudencia y cautela, pero también con firmeza de todas estas opiniones. El escritor Ionesco dijo: “Ir en contra de los tiempos es heroico, decirlo una locura”, quizá sea esa mi posición, pero tengo que ser coherente y honesto. Desde hace tiempo, en público y en privado, la vengo defendiendo: Bretón es un enfermo mental como la copa de un pino.
José Bretón, si todo lo que sabemos de él se confirma, es un enfermo mental grave, un sujeto desequilibrado en su personalidad y con un trastorno psíquico, que no por ser de difícil diagnóstico y objetivación, es inexistente. Además, es una persona retorcida, malévola, cutre, fracasado, probablemente acomplejado y claramente infeliz. Pero todo ello pertenece al campo de la moral y del subjetivismo de los que un psiquiatra debe huir, y que para nada son incongruentes con el diagnóstico que he tenido la osadía de hacer 'en contra de viento y marea'.
José Bretón es, al menos para mi, un 'presunto' psicótico, un 'presunto' paranoico, con una ideación delirante de venganza. 'Se la han hecho y se la van a pagar', su mujer, 'ese ser deleznable y desagradecido va a saber por fin quien es él'. 'Ahora se va a enterar de lo que es sufrir'. Eso, además de maldad, de venganza, de odio, es una idea enfermiza y patológica de revancha. Es un pensamiento distorsionado, con una fuerte carga pasional, irrebatible a cualquier racionamiento lógico y que domina y controla toda la vida del sujeto. Ese pensamiento anómalo del que está firmemente convencido le impulsa a actuar y sobreactuar contra toda lógica y sentido común. A eso se le ha llamado desde hace muchos años en psiquiatría paranoia o locura razonante.
La idea que le ronda le esclaviza, invade su psiquismo y domina su conducta. Tiene que vengarse a cualquier precio, aunque ese precio sea la destrucción de sus hijos y su propia destrucción. Raramente un psicópata actuaría de esta forma tan negativa para él, tan necia. Difícilmente se inmolaría como él lo ha hecho. ¿Qué beneficio ha obtenido Bretón de su acción? ¿Qué ha ganado con este repugnante crimen? Sólo una cosa: perpetrar su venganza, perdiendo todo lo demás.
Esa conducta es propia de un paranoico, el se considera el 'vengador justiciero', el 'perseguidor perseguido'. A lo mejor cuando mejore, si es que llega a ello, cuando se le trate, además de con la merecida privación de libertad, con los fármacos adecuados, entonces sí será capaz de darse cuenta de su atrocidad, criticarla y volver a la realidad de la que hace tiempo se ha ido.
El psicópata de verdad, no el que nos cuentan en los medios televisivos, es un sujeto mucho más astuto, todavía mas frío, insensible, incapacidad de aprender de la experiencia, incorregible por el castigo, con una trayectoria antisocial desde la infancia que sigue durante toda la vida del sujeto, y que solo aplacará algo el paso del tiempo y el desgaste vital. Además un psicópata se mueve por una ganancia primaria, no por vengar una 'absurda y fantástica' ofensa. El psicópata elude la acción de la justicia e intenta que otro haga el trabajo sucio para salir él bien parado. Y si lo cogen, pacta con tal de salir beneficiado o lo menos perjudicado posible, pero no se empecina en mantenerla y no enmendarla, esa rigidez y obstinación solo es propia de un paranoico.
Bretón es un enfermo psíquico, pero sabe lo que ha hecho. Es consciente de la ilicitud de su conducta, tiene capacidad de comprender y entender. Sabe discernir y separar el bien del mal, no me cabe duda de ello. De lo que no estoy tan seguro es que sea realmente libre para obrar. Mejor dicho, estoy convencido que su voluntad esta mediatizada por sus pensamientos delirantes. Sus afectos distorsionan gravemente la realidad. El árbol no solo le deja ver el bosque, sino que además ha creado un nuevo bosque, irreal para todos menos para él.
Cuando toda la sociedad alarmada clama venganza -que no justicia-, hablar como lo estoy haciendo es duro, arriesgado, difícil, incluso peligroso, pero creo que es mi obligación. Me repugna el sujeto, pero me da pena su dolencia. Me da asco su conducta, pero debo entenderla y valorarla sin prejuicios ni pasión. Rechazo su actitud, pero no soy juez sino médico, y además médico psiquiatra, entrenado, preparado y formado para acercarme al misterio de la mente humana enferma, por nauseabundo que pueda parecerme.
José Bretón debe ser castigado, pero con justicia, con equidad, sin estridencias, ni mucho menos buscando la ejemplaridad. Debe recibir su merecido pero con todas las posibilidades de defensa que la ley le permite. Bretón, si se demuestra su culpabilidad en el proceso,debe pagar la deuda que ha contraído. Sólo la madre de los niños estaría legitimada, moralmente al menos, para la venganza, pero la sociedad no solo no tiene esa posibilidad, sino que debe dar muestras de que los tiempos de ley del Talión ya pasaron, y que la grandeza del derecho debe imperar siempre por mucho que nos duela, y a veces, aunque se nos parta el alma.
En la imagen, José Bretón.

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