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Paz y Ciencia

miércoles, 5 de agosto de 2009

La conquista de la felicidad. Bertrand Russell


Gran parte de las dificultades por las que atraviesa el mundo se deben a que los ignorantes están completamente seguros y los inteligentes llenos de dudas.


Hay varias clases de absorción en uno mismo. Tres de las más comunes son la del pecador la del narcisista y la del megalómano.
Cuando digo el "pecador" no me refiero al hombre que comete pecados: los pecados los cometemos todos o no los comete nadie, dependiendo de cómo definamos la palabra; me refiero al hombre que está absorto en la conciencia del pecado. Este hombre está constantemente incurriendo en su propia desaprobación, que, si es religioso, interpreta como desaprobación de Dios. Tiene una imagen de sí mismo como él cree que debería ser, que está en constante conflicto con su conocimiento de cómo es. Si en su pensamiento consciente ha descartado hace mucho tiempo las máximas que le enseñó su madre de pequeño, su sentimiento de culpa puede haber quedado profundamente enterrado en el subconsciente y emerger tan solo cuando está dormido o borracho. En el fondo sigue atacando todas las prohibiciones que le enseñaron en la infancia...

El narcisismo es, en cierto modo , lo contrario del sentimiento habitual de culpa; consiste en el hábito de admirarse a uno mismo y desear ser admirado. Hasta cierto punto, por supuesto, es una cosa normal y no tiene nada de malo. Solo en exceso se convierte en un grave mal...Un narcisista, por ejemplo, inspirado en por los elogios a los grandes pintores puede estudiar bellas arte; pero para él pintar no es más que un medio para alcanzar un fin, la técnica nunca le llega a interesar y es incapaz de ver ningún tema si no es en relación con su propia persona. El resultado es el fracaso y la decepción, el ridículo en lugar de la esperada adulación. Lo mismo se aplica a esas novelistas en cuyas novelas siempre aparecen ellas mismas idealizadas como heroínas. Todo éxito verdadero en el trabajo depende del interés auténtico por el material relacionado con el trabajo...EL hombre que solo está interesado en sí mismo no es admirable, y no siente en el mundo es que el mundo le admire tiene pocas posiblidades de alcanzar su objetivo. Pero aun si lo consigue, no es totalmente egocéntrico, y el narcisista se está limitando artificialmente tanto como el hombre dominado por el sentimiento de pecado...

El megalómano se diferencia del narcisista en que desea ser poderoso antes que ser encantador, y prefiere ser temido antes que ser amado. A este tipo pertenecen muchos lunáticos y la mayoría de grandes hombres de la historia. El afán de poder, como la vanidad, es un elemento importante de la condición humana normal, y hay que aceptarlo como tal; solo se convierte en deplorable cuando es excesivo o va unido a un sentido de la realidad insuficiente. Cuando esto ocurre, el hombre se vuelve desdichado o estúpido, o ambas cosas. El lunático que se cree rey puede ser feliz en cierto sentido pero ninguna persona cuerda envidiaría esta clase de felicidad. Alejandro Magno pertenecía al mismo tipo psicológico que el lunático, pero poseía el talento necesario para hacer realidad el sueño del lunático.Sin embargo, no pudo hacer realidad su sueño, que se iba haciendo más grande a medida que crecían sus logros.

Ed. DeBolsillo. Traducción de Juan Manuel Ibeas.

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