PEACE

PEACE
Paz y Ciencia

lunes, 3 de agosto de 2009

Desaprender y Sufrir

Pasamos años y años emborrachados de datos, de conocimientos, de tecnología, de robótica humana. Y la prensa se orienta hacia esos modelos occidentales de éxito, la ciencia universitaria, lo empírico, lo medido, el baremo, el dato y lo estándar.
Atravesados de ese discurso quedamos embobados alabando y compartiendo esos derroteros, a veces incluso alentándolos, cultivándolos y compartiéndolos.
Pero cuando surge un problema en nuestras vidas el edificio se viene abajo, ya no importa los datos, acaso para una medicación que atienda los síntomas de nuestra enfermedad. Y esa mercantilización del sufrimiento nos lleva a separarnos de que somos seres que sienten tras lo vivido. Detrás de una biografía y dentro de ella, revelado por ésta está el sujeto.
Pasamos años queriendo tener un coche, una televisión envidiable y un piso maravilloso que haga las delicias. Y mientras tanto pasa el tiempo en nuestra vida sin pena ni gloria, con eso que llama alguno "vida depresiva", una vida con el aliciente de pasar el rato, de sobrevivir, de "entretenerse". No hay una raíz que una a la vida, un proyecto, una mirada hacia dentro. Todo está en acaparar y parecer, en tener y ostentar.
Este es el componente sociocultural de nuestra civilización, basada en el capitalismo, el tener y el momento presente, la velocidad y los tiempos breves, donde el sufrimiento es velado y poco reconocido, ocultado como si no pudiera proporcionar un crecimiento.
Somos seres sometidos al discurso social, las grandes obras de la literatura transgreden estos moldes y representan modelos que atraviesan el muro de lo normalizado (fea palabra) para significar un cambio en el modo de comprender la realidad.
Se trata de una vida de copia, de modelo, de poca libertad, poca espontaneidad y poca creatividad. Incluso al absurdo de tildar a los artistas de bohemios locos, pocas madres quieren que sus hijas se casen con un artista.
No obstante la fuente del cambio social, de la innovación y del avance de la cultura está en el cambio de la norma, a pesar de que eso pase factura en aquel hereje que se atreve a posicionarse en un lugar distinto al señalado para que todo marche bien y no moleste.
No hace falta adscribirse a filiaciones varias para poder llevar una vida plena y rica, única, singular, liberada de condicionamientos.
Otro mundo es posible, pero como dicen los que más saben de esto, se necesita de un compromiso de esos que están descontentos con el molde propuesto.
Espero que no sean tachados de majaderos, locos o de adolescentes mal curados. Todo esto se oye con vehemencia propia del fanatismo de quien defiende una religión con absoluta certeza de que es la única posible.
Pensar es gratis pero pensar en otros niveles y de otras maneras ha sesgado vidas, cuando no se las han quitado los propios innovadores, véase Virginia Woolf, autora querida por el que escribe.
Salir del círculo donde hemos dado vueltas toda la vida facilita que podamos conocer nuevas perspectivas y esto es una posición que se origina en lo sociocultural, que se inocula en lo familiar y que queda posicionado en el fuero interno de la vida intrapsíquica.
Pensar es patrimonio de todos pero se da la circunstancia que pensar es costoso, requiere esfuerzo y supone sufrimiento. Recuerdo un psiquiatra que le decía a un joven paciente: "No pienses tanto". Este caso no es lo mismo, pero es cierto, como dice el popular Eduardo Punset que su obra se debe a "obsesiones sucesivas" y es que me produce hartazgo que sean etiquetados de locos los que se desvían de lo establecido. Aunque tampoco haga falta desviarse para ser un innovador y tener una vida creativa y sujeta a reglas autogestionadas y socializadas.
En fin, es una reflexión de un día duro, cerca del período vacacional y asimilando el sufrimiento de otros.
Un abrazo. Rodrigo Córdoba Sanz.

No hay comentarios: