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Paz y Ciencia

miércoles, 5 de agosto de 2009

Avisos para navegantes del Océano Borderline: Luigi Cancrini


Siempre hay que tener presente que el funcionamiento borderline, incluso el de las personas que presentan un trastorno de personalidad grave, es siempre la expresión de una regresión y por lo tanto es siempre reversible. Un diagnóstico riguroso de la organización de su personalidad sólo es posible si se parte de una exploración atenta de toda su historia, de los períodos "buenos" en particular pero también de los "malos" y de sus diversas maneras de relacionarse con (todos) los demás. La observación y la anamnesis centradas sólo en los síntomas y en las inobservancias no ayudan a entrar en contacto con los recursos de una persona que ya tiende a presentar inicialmente lo peor de sí misma cuando se produce la petición de auxilio. A este respecto yo aconsejo vivamente abolir o superar, en las estructuras sociosanitarias, la redacción de rótulos que prevén la anamnesis como recopilación únicamente de datos sintomáticos. Su sustitución por una recopilación de datos y de observaciones que sirvan para reconstruir la historia de una persona y las experiencias afectivas que ésta ha vivido y vive contribuirá a dar una idea del repertorio a disposición de la persona y me parece muchísimo más útil para quien aplica un enfoque realmente terapéutico.

Nota 2:
El problema más importante con las personas que presentan un umbral bajo para el funcionamiento borderline y/o que funcionan de forma intrusiva en un nivel borderline es el primer contacto y los procedimientos que lo hacen posible. En muchos casos, las pautas de conducta que evoca la propuesta de un encuentro terapéutico se asientan en el desprecio y en la necesidad de sentirse superiores ("yo no necesito esto"). En otros casos, un modo de aceptar sin aceptar consiste en el intento de manipular las situaciones terapéuticas para obtener ventajas secundarias. Otro modo de evitar la relación se basa en el miedo ("Tú serás-eres también como los demás"). De un modo completamente opuesto pueden comportarse los pacientes que idealizan demasiado al terapeuta atribuyendo a sus poderes (y no al propio intento de cambiarse a sí mismos) la posibilidad de estar bien pronto. Y así por el estilo. Pero lo que el terapeuta debe recordar siempre es que el movimiento de transferencia del que se ve investido desde el principio constituye en cualquier caso un obstáculo serio para su trabajo. Y sólo en el momento en que lo ha afrontado y superado se manifiestan las mejoras asociadas al establecimiento de una relación terapéutica.
págs. 284-285 Océano Borderline. Viajes por una patología inexplorada. Paidós.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola, como estas
Una pregunta, sabes si existe una version de fotocopias (pedeefe) de este texto? un saludo