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Paz y Ciencia

martes, 24 de febrero de 2009

Robert Graves. Dioses y héroes de la antigua Grecia

El diluvio de Deucalión
VIII

En una ocasión, paseando por la Tierra disfrazado de viajero pobre, Zeus descubrió que el pueblo de Arcadia se estaba portando tan mal y con tanta crueldad, que decidió destruir a todos los mortales con un enorme diluvio. En aquellos momentos, Deucalión, rey de Ftía, estaba en el Cáucaso, tratando de ahuyentar el águila que le roía el hígado a su padre, Prometeo, pero el animal siempre volvía. Prometeo, que podía predecir el futuro, advirtió a su hijo del diluvio, así que Deucalión construyó un arca, la llenó con sus rebaños y demás posesiones, y se subió a bordo. Su esposa, Pirra, también se embarcó. Luego, el viento del sur comenzó a soplar; la lluvia cayó a cántaros; y los ríos se desbordaron, arrasando ciudades y templos, hasta ahogar casi todas las criaturas vivientes. Cuando el arca ya flotaba por encima de los árboles, el agua aún seguía creciendo. Al cabo de un tiempo, la lluvia cesó y el arca, después de balancearse durante nueve días, se posó en la cima del monte Otris, en Tesalia, cerca de Ftía. Deucalión y Pirra desembarcaron, sacrificaron un carnero a Zeus y, cuando el nivel del agua descendió un poco, encontraron un templo cubierto de algas y desperdicios, en el que oraron tristemente para que la humanidad fuese perdonada. Zeus escuchó sus plegarias y envió a Hermes para decirles:
—Todo irá bien. Cubríos la cabeza y lanzad los huesos de vuestra madre hacia atrás.
Dado que Deucalión y Pirra tenían madres distintas, ambas enterradas en cementerios sumergidos a gran profundidad, decidieron que vuestra madre significaba la madre Tierra y, cubriéndose las cabezas, lanzaron piedras a sus espaldas. Aquellas piedras, al tocar el suelo, se convirtieron en hombres y mujeres.
Otros mortales también pudieron salvarse del diluvio. Parnaso, hijo del dios Poseidón, se despertó a causa de unos aullidos de terror procedentes de unos lobos y siguió a estos animales hasta la cumbre del monte que ahora lleva su nombre. Por su parte, Meagro, hijo de Zeus, se despertó con los gritos de unas grullas y lo que hizo fue seguir a estas aves hasta la cumbre del monte Gerania. Ambos supervivientes también salvaron a sus familias.

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