PEACE

PEACE
Paz y Ciencia

viernes, 16 de enero de 2009

La Niña de los Sueños XLIX

La muchacha estaba en la cama mirando el techo oscuro, mientras tanto podía sentir la respiración del muchacho en la puerta contigua. No podía dormirse pero eso le resultaba aquella noche divertido, podía recrear lo que había sido la comida, lo que sería el despertar y poder comprobar como su hermano mayor se afeitaba y el muchacho andaba con el pijama prestado por la casa con plena libertad.
La Princesa no sabía muy bien que pasaba, no entendía como esa apertura se había dado lugar, sólo lo había imaginado y de repente se dio así, era demasiado mágico y eso le confería de poderes especiales, tal y como le gustaba pensar.
El muchacho sólo dormía, nada había en su horizonte, sólo el sueño de la realidad. Pero quedaba mucho por vivir, nadie sabía como sería el despertar, sólo la niña en cuya fantasía estaba la llave de la vigilia. Decidió levantarse y hacer unos garabatos en un papel, le escribió al muchacho una cosa algo niña pero que les traslado porque a mi me conmovió, decía así:
Si pudieras abrir los ojos verías
cuánto te quiero
y despertar
buceando entre nubes de algodón.

4 comentarios:

soyborderline dijo...

Puede que haya alguien que nos ame en soledad, un secreto al que vivimos ajenos.
Un saludo.

Anónimo dijo...

Definitivamente no deseo que la Princesa despierte, debe de seguir soñando.

simalme dijo...

Un amor y todas las ilusiones del mundo en sus manos.

Anónimo dijo...

Para soyborderline:
No te menosprecies, seguro que hay alquien que te ama en soledad.
Para Rodrigo:
A mi tampoco me gustaría que dejara de soñar.