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Paz y Ciencia

viernes, 16 de enero de 2009

Eje II

Voy a hacer un recorrido por el EJE II del DSM. Este eje trata de acercarse a la estructura de personalidad. Cuando una persona tiene un trastorno en este eje II, el diagnóstico en el Eje I viene dado por la estructura. De esta forma se entiende que existe una personalidad de fondo que construye la realidad y reacciona a los estímulos del interior y del exterior en varias vertientes: en el plano somático, control de impulsos, relaciones interpersonales, afectividad y cognición. Allport, define la personalidad del siguiente modo: "Personalidad es la organización dinámica, en el interior del individuo, de los sistemas psicofísicos que determinan su conducta y su pensamiento característicos."
Entender el sistema de evaluación y tratamiento en base a la personalidad supone trabajar con la esencia, según la definición de Allport la personalidad es algo dinámico, esto es vivo, cambiante por transacciones, que es algo interior y no exterior aunque existe relación recíproca, que tiene que ver con lo físico, el sustrato y lo interior, que determina la actitud, los hábitos, la conducta. También se alude al sistema de creencias y pensamientos que tamizan la realidad con el entorno y con el si-mismo.
El eje II es donde se diagnostican estilos y trastornos, rasgos. Configuraciones dinámicas de atributos de la persona en cuanto a su organización perceptiva, cognitiva, volitiva, impulsiva, afectiva y relacional.
Por tanto, trabajar con el Eje II supone entender como una “gestalt” al individuo, apartándonos del diagnóstico en base a los síntomas. Muy apropiado para la medicina orgánica. Por ejemplo, una persona que delira puede entenderse como una descompensación debida a una personalidad con rasgos paranoides, de manera más completa que como un trastorno psicótico. Las personas con trastorno de personalidad tienen un yo débil, en momentos de estrés se descompensan y se da lugar a los trastornos del eje I, por ejemplo una depresión mayor, un trastorno psicosomático, psicótico, adicciones o de ansiedad.
Podemos decir que es una manera de aproximarse a la asistencia PSI de forma interdisciplinar y de manera preventiva. Puesto que podemos atender a una persona con un TLP que está compensada en ese momento tomando un antidepresivo pero nos consta de manera indecible puede virar a un estado hipomaníaco, micropsicosis o síntomas conexos. Eso no debe despistarnos hacia el diagnóstico de bipolaridad, en todo caso podemos acotar mejor la evaluación del sujeto echando mano de los subtipos estudiados en la clínica dentro del TLP. Aquí hay muchas denominaciones.
Una persona con un trastorno de personalidad puede no estar enfermo constantemente pero tiene mayor predisposición para enfermar, Theodore Millon lo explica muy bien en su modelo, según el cual la personalidad funciona como un sistema inmunológico del individuo y la ansiedad podría ser como la tos. Si tratamos sólo la tos podemos equivocarnos porque puede necesitar la persona un tratamiento psicosocial en lo ambiental, siguiendo con el paralelismo dulcificar la relación con su pareja, dicho en el otro lado, abrigarse y dejar de fumar (autolisis). Pero esto sólo es un ejercicio formal para ilustrar de manera somera. Podemos hablar de manera más prosaica, para que tratar farmacológicamente con un antidepresivo si luego va a girar a la manía. Es más pertinente un estabilizador del estado de ánimo.
Las historias de las personas con patología en el Eje II incluye más demandas de ayuda, más síntomas, desde hace más tiempo. Están más instalados en la situación problema que las patologías del Eje I. De forma esquemática podemos entender la patología del eje I de forma reactiva y la del eje II de manera más endógena. Aunque esto último es un poco atrevido.
Decía en otro momento que la patología del Eje II supone pensar desde el individuo que tiene los síntomas así como el eje I implica pensar los síntomas que tiene el individuo. Lo interesante es pensar en la persona, portadora de síntomas pero que, para desazón de los más resistidos no resulta suficiente para entender lo que sucede.
Hasta aquí esta breve reflexión.

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