Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo y Psicoterapeuta. Psicoanálisis. Zaragoza. Teléfono: 653 379 269 Presencial y Online. Consulta en Gran Vía. IG:@psicoletrazaragoza Página Web: Conóceme-Contacta
El prefacio de Humano demasiado humano escrito en 1886, revela que el padecimiento del hombre solo cambia de contexto y se sirve de los nuevos medios a su merced. La erupción de autodeterminación, de autovaloración, la voluntad de libre albedrío puede tornarse una salvaje tentativa por la que el hombre desasido se empeñe en demostrarse su dominio sobre las cosas. Vaga cruelmente con una avidez insatisfecha; lo que apresa debe expiar la peligrosa excitación de su orgullo…En el trasfondo de su trajín y vagabundeo -pues está intranquilo y sin norte que le oriente, como en un desierto- está el interrogante de una curiosidad cada vez más peligrosa.
de "Humano, demasiado humano"
Un alma delicada se siente molesta al saber que hay que darle las gracias; un alma grosera, al saber que tiene que darlas.
Es indefectible: cada maestro no tiene más que un alumno, y este alumno le llega a ser infiel, pues está predestinado a ser maestro también.
Las mujeres llegan a ser, por medio del amor, lo que son en la mente del hombre que las ama.
Se olvida la arrogancia cuando se está entre hombres de mérito; estar solo hace orgulloso. Los jóvenes son muy arrogantes, pues frecuentan sus semejantes, todos los cuales, no siendo nada, quieren pasar por mucho.
No sólo se ataca para hacer daño a alguien, para vencerle, sino a veces por el mero deseo de adquirir conciencia de la propia fuerza.
Pocas gentes habrá que, cuando se sientan perplejas en la elección de tema de conversación, no revelen los secretos más importantes de un amigo.
El cristianismo nació para dar al corazón alivio; pero luego necesita primeramente abrumar el corazón para poder en seguida consolarle.
Un escritor debería ser considerado como un malhechor que no merece, sino en casos rarísimos, el perdón o la gracia. Esto sería un remedio contra la invasión de libros.
La distinción que encontramos en el infortunio (como si fuera un signo de vulgaridad, de falta de ambición, sentirse feliz) es tan grande, que si decimos a una persona "¡Pero, qué feliz es usted!", por lo general protesta.
La ventaja de la mala memoria es que se disfruta varias veces de las mismas cosas por primera vez.
El que nos encontremos tan a gusto en plena naturaleza proviene de que ésta no tiene opinión sobre nosotros.
de "Así hablaba Zaratustra"
Vuestro honor no lo constituirá vuestro origen, sino vuestro fin.
Es preciso saberse amar a sí mismo, con amor sano y saludable, para saber soportarse a sí mismo y no vagabundear.
En el fondo no amamos más que a nuestros hijos y a nuestras obras; y el amarse mucho a sí mismo es un signo de fecundidad.
No debéis tener más enemigos que aquellos que sean dignos de odio, pero no tengáis enemigos dignos del menosprecio: debéis estar orgullosos de vuestros enemigos.
Hubo un tiempo en que el espíritu fue Dios; luego se hizo hombre y, por último, plebe.
El hombre es algo que debe ser superado; el hombre es un puente y no un fin.
Los hombres "no" son iguales: así lo dice la justicia; y ellos no pueden querer lo que yo quiero.
Cualquier que sea el mal que puedan hacer los malos, el mal que hacen los buenos es el más nocivo de todos los males.
Te castigan por tus virtudes. Sólo perdonan sinceramente tus errores.
El que busca conocimiento pasa por entre los hombres como por entre animales.
¡Oh soledad! ¡Soledad, patria mía!
¿Tenéis valor? No el valor ante los testigos, sino el valor de los solitarios, el valor de las águilas que no tienen ningún dios espectador.
Voluptuosidad: sólo para los marchitos es un dulce veneno; mas para los que tienen voluntad de león, es el mayor reconstituyente y el rey de los vinos conservado con veneración.
de "Filosofía general"
Sólo las almas ambiciosas y tensas saben lo que es arte y lo que es alegría.
Así, como somos, nos hacemos recalcitrantes ante un "tú debes". Nuestra moral debe decir "yo quiero".
La estimación de la autoridad aumenta en relación de la disminución de fuerzas creadoras.
Un hombre que se creyera absolutamente bueno sería espiritualmente un idiota.
Llamamos buena o mala a una cosa en relación con nosotros, no con la cosa misma.
El hombre es ante todo un animal que juzga.
¿Hay aún filósofos? En realidad, en nuestra vida hay mucho de filosófico, sobre todo en los hombres científicos; pero filósofos propiamente dichos, hay tan pocos como verdaderos nobles. ¿Por qué? Ya no se cree en los filósofos, ni aun entre los sabios; éste es el escepticismo de una época democrática, que abjura de los hombres superiores. La psicología del siglo va dirigida esencialmente contra las naturalezas superiores.
Los monos son demasiado buenos para que el hombre pueda descender de ellos.
Puede creerse que llegará un tiempo en que el hombre se eleve tanto, que las cosas que hasta aquí le han parecido más sagradas, por ejemplo, la creencia en Dios, le parezcan infantilmente conmovedoras y que haga con ellas lo que ha hecho con todos los mitos: que las transforme en cuentos para niños.
El placer de hacer daño, porque trae consigo un acrecentamiento del sentimiento de poder, sobre todo cuando precede una disminución de éste, es decir, en la venganza.
de "Más allá del bien y del mal"
Lo que se hace por amor, se hace también más allá del bien y del mal.
El desilusionado habla: "Yo esperaba ecos y no he encontrado más que elogios".
No se odia mientras se menosprecia. No se odia más que a su igual o a su superior.
A riesgo de escandalizar los oídos inocentes, doy por hecho que el egoísmo pertenece a la esencia de las almas nobles; quiero afirmar esta creencia inmutable de que un ser tal como "somos nosotros" debe tener sometidos a otros seres, otros seres deben sacrificarse por él.
Ser independiente es cosa de una pequeña minoría, es el privilegio de los fuertes.
Las mujeres, hasta el presente, han sido tratadas por los hombres como pájaros que, habiendo descendido de una altura cualquiera, se han perdido entre ellos: como una cosa delicada, frágil, salvaje, extraña, dulce, encantadora, pero también como algo que es preciso poner en una jaula para que no se vuele.
Ser dueños de nuestras cuatro virtudes: el valor, la penetración, la simpatía, la soledad.
de "Tratados filosóficos"
El amor y la crueldad no son dos cosas opuestas: siempre se encuentran juntos en los caracteres más firmes y mejores.
Debemos desechar todo escrúpulo de conciencia en lo que se refiere a la verdad y el error, mientras se trate de la vida, para que luego podamos emplear la vida en servicio de la verdad y de la conciencia intelectual.
Esto es para desesperar: la historia nos enseña que ninguno de los grandes hombres ha triunfado sin un gran orgullo y una buena dosis de injusticia.
de "Aurora"
¿Qué haremos para estimularnos cuando estemos fatigados y cansados de nosotros mismos? Unos recomiendan la mesa de juegos, otros el cristianismo, otros la electricidad. Pero lo mejor, mi querido melancólico, es "dormir mucho", en el sentido propio y figurado. Así terminaremos por tener de nuevo nuestra mañana. Un alarde en la sabiduría de la vida es saber intercalar a tiempo el sueño bajo todas sus formas.
Sólo cuando el hombre haya adquirido el conocimiento de todas las cosas podrá conocerse a sí mismo. Pues las cosas no son sino las fronteras del hombre.
Lo que es muy difícil de comprender por los hombres es su ignorancia con respecto a ellos mismos.
¡Nada os pertenece en propiedad más que vuestros sueños!
El hombre libre es inmoral, porque en todas las cosas quiere depender de sí mismo y no de un uso establecido.
Es necesario que el maestro ponga a sus discípulos en guardia contra él.
La virtud principal del trabajo es impedir los ocios de las naturalezas más vulgares.
de "El ocaso de los ídolos"
Para vivir hay que ser un animal o un dios -dice Aristóteles-. Falta el tercer caso: hay que ser lo uno y lo otro; esto es, un "filósofo".
Guardarse de la mediocridad. ¡Antes la muerte!
Se debe vivir de modo que se tenga, en el momento oportuno, la voluntad de morir.
de "El eterno retorno"
Temo que los animales consideren al hombre como un ser de su especie que, con gran peligro para él, ha perdido su buen sentido animal; que le consideren como un animal absurdo, como un animal que ríe y que llora, como un animal nefasto.
¿Cuántos hombres hay que sepan observar? Y entre el pequeño número de los que saben, ¿cuántos hay que se observen a sí mismos? "Cada cual es lo más lejano para sí mismo".
El que sabe que es profundo se esfuerza por ser claro; el que quiere parecer profundo se esfuerza por ser oscuro.
de "La voluntad de dominio"
Para que el hombre pueda tenerse respeto a sí mismo es necesario que sea capaz también de ser malo.
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