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Paz y Ciencia

miércoles, 14 de noviembre de 2012

El Segundo Pecado: La "Enfermedad Mental"

LA ENFERMEDAD MENTAL -Thomas Szasz en EL MITO DE LA ENFERMEDAD MENTAL-
Todas las enfermedades "corrientes" que tienen las personas también las tienen los cadáveres. Así pues, cabe decir que un cadáver "tiene" cáncer, neumonía o un infarto de miocardio. La única enfermedad que es seguro que un cadáver no puede "tener" es la mental. No obstante, la postura oficial de la American Psychiatric Association y de otros grupos médicos y psiquiátricos es que "la enfermedad mental es como cualquier otra enfermedad". La enfermedad corporal es algo que el paciente tiene, mientras que la mental es en realidad algo que el paciente es o hace. Si la neurosis y la psicosis fueran enfermedades, como la neumonía o el cáncer, sería posible que una persona tuviera a la vez una neurosis y una psicosis. Pero las reglas de la sintaxis psiquiátrica hacen que sea absurdo dar esta combinación diagnóstica. En realidad, usamos las palabras "neurótica" y "psicótica" (y otros términos que se emplean en los diagnósticos psiquiátricos) para caracterizar a las personas y no para nombrar enfermedades. La enfermedad mental es una definición falsa de un problema relativo a ti mismo y a los demás. No decimos "Vivo mal. Soy inmoral"; en vez de ello decimos "Estás confundido. Tu mente no funciona como es debido. Estás enfermo". La enfermedad mental es coacción disimulada como pérdida de autodominio; la psiquiatría institucional es contracción disimulada como terapia. La enfermedad mental es un engaño que realza a uno mismo, una estrategia para autopromoverse. Para la familia y la sociedad del paciente, la enfermedad mental es un "problema"; para el paciente no es una "solución". Este fue el gran descubrimiento de Freud. Actualmente, los psicoanalistas hacen caso omiso de esto, y los psiquiatras lo niegan. Gran parte de lo que se denomina enfermedad mental es hábito, que será bueno o malo según quién juzgue y cuándo se juzgue. Así se lo sugiero a un paciente mío que ha tenido un largo análisis con otro terapeuta antes de venir a verme y que posee "percepción" de todo lo que hace y de todo lo que no hace. Me responde secamente: "¡Yo no suelto una pauta de treinta años en una conversación!"
La mayoría de las cosas que los psiquiatras llaman "síntomas mentales" son en realidad declaraciones de independencia y dependencia que hace el supuesto paciente mental. Característicamente, los llamados síntomas psicóticos son declaraciones de independencia, esto es, afirmaciones de incremento de facultades y adquisición de control sobre uno mismo y los demás, como ocurre cuando una persona afirma que es Jesús; mientras que los llamados síntomas neuróticos son declaraciones dependencia, es decir, afirmaciones de disminución de facultades y pérdida de control sobre uno mismo y los demás, como en los casos en que una persona dice que le da miedo salir de casa o buscarse empleo. Hay que añadir que estas declaraciones se converten en síntomas, o se perciben como tales, solo en la medida en que las ilegitimen los "seres queridos" de quien las hace o los profesionales de la salud mental. Entre las personas a las que se incluye en la categoría de enfermos mentales hay dos tipos radicalmente distintos que los psiquiatras sistemáticamente no diferencian y que, por ende, confunden. Uno lo componen los inadecuados, no especializados, perezosos o estúpidos; en resumen, los ineptos (por relativo que sea este término). El otro, los que protestan, los revolucionarios, los que se declaran en huelga contra sus parientes o la sociedad; en una palabra, los reacios. Como no hacen una distinción entre estos dos grupos, los psiquiatras con frecuencia atribuyen la ineptitud a que la persona es reacia, y el que la persona sea reacia a la ineptitud. Thomas Szasz Comisión Ciudadana de Derechos Humanos

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