Esta depresión -los handicaps, lo pesos pesando sobre nosotros- quizá sea lo que permita brotar de nuestras vidas las fuerzas vitales y enciendan nuestro corazón con nueva conciencia. A menudo veo las luchas por las que he transitado como mis mayores bendiciones, y creo que toda persona realmente reflexiva puede decir lo mismo. Las horas de adversidad son horas que nos hacen fuertes... En este sentido, las condiciones duras pueden ser para todos los individuos como un pequeño toque de pedernal que golpea para encender el fuego real de la vida. Cada día y en todas partes escuchamos cómo la gente se queja de la miseria de la existencia mientras ante nosotros emerge la imagen de un mundo desmontado del que casi creemos que es así. ¿No es tiempo ya de dejarnos imbuir de otros conceptos, crear cuadros diferentes que nos muestren la obra de una mano Divina y que nos lleva hacia su propósito? Una actitud así cambiaría definitivamente todo el sentido de nuestras vidas. Thomas Carlyle, Heroes and the Cult of Heroes.Tanto Jung como Freud fueron pioneros en el campo de la psicología profunda. Estudiantes de psicología junguiana que se entrenan para ser analistas en cada uno de los muchos institutos junguianos del mundo estudian las bases de los conceptos freudianos, pero aprenden a verlos como limitados, cortos de vista, unilaterales y doctrinarios. A través de su vida Jung mantuvo la satisfacción de ser Jung y no un "junguiano". Nunca quiso codificar sus descubrimientos ya que él mismo permanecería continuamente en proceso de observación de algo nuevo acerca de la psique humana, una entidad viva y evolutiva a la que no es posible atrapar en una red de categorías o sistemas. Reiteró constantemente a sus estudiantes que, como analistas, debían echar de sus mentes todo lo que habían aprendido acerca de los principios generales de la psicología profunda. En lugar de eso era necesario concentrarse por completo en la unidad del paciente individual que llegaba a la consulta. Four Seasons -Vivaldi-
jueves, 15 de noviembre de 2012
Carl Gustav Jung
El fanatismo es una sobrecompensación de la duda.
Ciencia es el arte de crear ilusiones convenientes, que el necio acepta o disputa, pero de cuyo ingenio goza el estudioso, sin cegarse ante el hecho de que tales ilusiones son otros tantos velos para ocultar las profundas tinieblas de lo insondable.
La creación de algo nuevo no se logra con el intelecto, sino por el instinto lúdico que actúa desde una necesidad interior. La mente creativa juega con los objetos que ama.
El hombre que no percibe el drama de su propio fin no está en la normalidad sino en la patología, y tendría que tenderse en la camilla y dejarse curar.
El inconsciente es la historia de la humanidad desde los tiempos inmemoriales.
El inconsciente puede reservar mensajes esenciales para los oídos que sepan ponerse a la escucha.
El intelecto por sí solo difícilmente puede abarcar toda la mente.
El zapato que va bien a una persona es estrecho para otra: no hay receta de la vida que vaya bien para todos.
Lo peor que le puede ocurrir a cualquiera es que se le comprenda por completo.
Un hombre que no ha pasado a través del infierno de sus pasiones, no las ha superado nunca.
La vida no vivida es una enfermedad de la que se puede morir.
Todos nacemos originales y morimos copias.
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