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Paz y Ciencia

jueves, 6 de mayo de 2010

Disociación y Trauma

La dureza de un caso en el que existe un trauma que provoca una estructura de crecimiento confusional, con tendencias esquizoides y regresivas en una disociación estructural es absolutamente rico y da lugar a conductas altamente regresivas.
Estos pacientes que han sufrido un trauma necesitan sostén e interpretación, pero la interpretación debe ir dándose a medida que se crea una atmósfera confiable porque el nivel de ansiedad persecutoria es muy grande. Se puede ver una fisura en el yo que resquebraja el funcionamiento de la persona y se pueden observar cambios manifiestos en la conducta con conductas como el abuso de sustancias que se realiza para autocastigarse, para evitar el dolor y como forma de socialización, la persona no confía en sus recursos y la sensación de omnipotencia que le proporciona la droga es la forma de "automedicarse". De hecho estas personas consideran que el uso de fármacos es como una droga, no diferencian, porque ya han empleado tóxicos para compensar su déficit. Estas personas sufren por lo que tiene que ver con una forma de vivirse sin base identitaria, se trata de un trastorno del self. Una profunda línea atraviesa su yo despedazándoles, a veces por presión y urgencia del ideal del yo, que es la voz del portavoz, la voz de los padres interiorizados. Imaginemos a un niño agredido por su padre, en ese caso la virulencia de su su superyo es tremenda y su sentimiento de vergüenza y culpa es atroz.

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