Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo y Psicoterapeuta. Zaragoza. Gran Vía 32, 3° I Y Online.
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Obsesión
En este poema sobresale la mirada subjetiva del poeta, y, ante todo, su emotividad y sensibilidad: "me amedrentáis", "te odio", "me gustarías". Su mirada da un nuevo significado a la naturaleza del bosque, los océanos y la noche.
Cabe resaltar la imagen que se adelanta al surrealismo desarrollado hasta el siglo XX y que muestra la última estrofa: "(...)las tinieblas son también ellas lienzos/ donde viven, brotando de mis ojos a miles,/ seres desaparecidos de miradas familiares(...)".
Vosotros, altos bosques, me amedrentáis como catedrales;
aulláis igual que el órgano; y en nuestros corazones malditos,
cámaras de duelo eterno donde resuenan antiguos estertores,
se repiten los ecos de vuestros De profundis.
¡Océano, te odio! Tus brincos y tumultos
los encuentra mi espíritu en sí; la risa amarga
del hombre derrotado, llena de sollozos y de insultos,
yo la escucho en la risa tremenda de la mar.
¡Cómo me gustarías, oh noche, sin esas estrellas
cuya luz habla un lenguaje consabido!
¡Pues yo busco el vacío, y lo negro, y lo desnudo!
Pero las tinieblas son también ellas lienzos
donde viven, brotando de mis ojos a miles,
seres desaparecidos de miradas familiares.
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