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Paz y Ciencia

viernes, 28 de mayo de 2021

Serge Leclaire. Brillante

Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo. Psicoterapeuta. Psicoanalista. Zaragoza. Online y Offline. Consulta en Gran Vía 32. 3°I Página Web: www.rcordobasanz es.        Teléfono: (+34) 653 379 269 rcordobasanz@gmail.com

Sobre Lacan y Serge Leclaire...



Yo ideal y el ideal del Yo- Clase 11. Seminario 1

Freud línea a línea. Los engaños de la sexualidad. La relación simbólica define la posición del sujeto en lo imaginario.

Comentario del Dr. Serge Leclaire acerca de “Introducción al Narcisismo, Freud, 1914”
-Invitado por Jacques Lacan.

El Dr. Leclaire comenta en primer lugar la idea fundamental de Freud acerca de la libido, y la funda en argumentos basados en las observaciones sobre el plasma germinal…

Freud considera a la libido como un protoplasma con muchos seudopodios. Los seudopodios son emitidos hacia fuera (ocupación del objeto) y recogidos (regresión). La libido posee la capacidad de emanación y reemanación….

Luego la exposición del Dr. Leclaire prosigue, comentando acerca de cómo Freud, va comprobando su noción de la libido, en el estudio de las demencias precoces –lo que él llama parafrenias-, la enfermedad orgánica, la hipocondría, el sueño y finalmente las relaciones amorosas.

A través de lo antes dicho, Freud distingue dos nociones: Yo ideal y el ideal del Yo.

Después de una  larga exposición del texto de Freud Introducción al Narcisismo, el Dr. LECLAIRE cierra su explicación, comentando:

“Sin embargo, no está explícito. La primera vez que Freud habla del yo ideal, es para decir que ahora el amor a sí mismo se dirige hacia ese yo ideal.”

MANNONI:-En mi opinión, a menudo se tiene la impresión de que se hablan varias lenguas. Creo que quizás habría que distinguir entre desarrollo de la persona y estructuración del yo. Algo así nos permitiría entendernos, porque lo que se estructura es en efecto un yo, pero en un ser que se desarrolla.

LACAN: Sí, estamos en la estructuración. Exactamente allí donde se desarrolla toda la experiencia analítica, en la unión de lo imaginario y lo simbólico. Hace un rato, Leclaire planteó el interrogante acerca de la función de la imagen.

LACA: Para esclarecer un poco todo esto empecemos a hacer funcionar el aparento que les muestro desde hace varias sesiones.

Partamos del animal, un animal también ideal… Ese animal ideal nos ofrece una visión de completitud, de realización, porque supone el ajuste perfecto, incluso la identidad del mundo interior y el ambiente. Allí reside la seducción de esa forma viva, que despliega armoniosamente su apariencia.

¿Qué nos muestra, al respecto, el desarrollo del funcionamiento instintual? La extrema importancia de la imagen. ¿Qué es lo que funciona en la puesta en marcha del comportamiento complementario del pichón macho y del pichón hembra? Algunas Gestalten.

Simplifiquemos, y consideremos este funcionamiento sólo en un momento determinado. El sujeto animal, macho o hembra, está como captado por una Gestalt. El sujeto se identifica literalmente al estímulo desencadenante. El macho está capturado en la danza en zig-zag a partir de la relación que se establece entre él mismo y la imagen que ordena el desencadenamiento del ciclo de su comportamiento sexual. La hembra también está capturada en esa danza recíproca.

En ese momento, el sujeto es totalmente idéntico a la imagen que dirige el desencadenamiento completo de determinado comportamiento motor, el cual produce y remite al compañero, en determinado estilo, la orden que le hace continuar la otra parte de la danza.

La manifestación natural de este mundo cerrado de dos nos ilustra la conjunción de la libido objetar y la libido narcisistica. Así es, el apego de cada objeto para con el otro está hecho de la fijación narcisística a esa imagen, porque esa imagen, y sólo ella, es lo que él esperaba.

Tal es el fundamento del hecho que, en el orden de los seres vivos, sólo el compañero de la misma especie- nunca se lo destaca suficientemente- puede desencadenar esa forma especial llamada  excepciones, que deben situarse en ese margen de error que presentan las manifestaciones de la naturaleza.

Digamos que, en el mundo animal, todo el ciclo del comportamiento sexual está dominado por lo imaginario.

Por otra parte, es en el conocimiento sexual donde se manifiesta la mayor posibilidad de desplazamiento, (incluso en el animal) Lo empleamos ya a título experimental cuando le presentamos al animal una trampa: una falsa imagen. Basta presentar esa trampa para desencadenar la conducta sexual. La posibilidad de desplazamiento, la dimensión imaginaria, ilusoria es esencial a todo lo que pertenece al orden de los comportamientos  sexuales.

¿Sucede  o no lo mismo en el hombre?… Esta imagen podría ser ese Yo ideal.

¿Dónde situarlo entonces?… aquí se revelan los méritos de mi aparatito (Esquema de Bousse)

El esquema del ramillete invertido

¿Cuál es su alcance? Ya he explicado el fenómeno físico de la imagen real que puede ser producida por el espejo esférico, ser vista en su lugar, insertarse en el mundo de los objetos reales, ser enfocada al mismo tiempo que los objetos reales, aportar incluso a estos objetos reales una ordenación imaginaria, incluirlos, excluirlos, situarlos, completarlos.

Esto no es más que el fenómeno imaginario que les detallé en el animal. El animal hace coincidir un objeto real con la imagen que está en él… La coincidencia entre imagen y objeto real la refuerza, le da cuerpo, la encarna. En ese momento, se desencadenan comportamientos que guiarán al sujeto hacia su objeto, por intermedio de la imagen.

¿Se produce esto en el hombre?

Como sabemos, las manifestaciones de la función sexual en el hombre se caracterizan por un desorden eminente. Nada se adapta, Esa imagen,…presenta, ya sea en la neurosis o en la perversión, una especie de fragmentación, de estallido, de despedazamiento, de inadaptación, de inadecuación…. ¿Cómo podemos entonces representarnos el mecanismo por el cual esa imaginación en desorden llega finalmente, sin embargo, a cumplir su función?

Se trata de ver cuál es la función del otro, del otro humano, en la adecuación de lo imaginario y lo real.

Esquema simplificado de los espejos de Lacan

Volvemos  a encontrar el pequeño esquema. Le añadí en la última reunión un perfeccionamiento que constituye una parte esencial de lo que intento demostrar. Al esquema del ramillete invertido se le agregado un espejo plano, resultando un Esquema de dos espejos.

Basándonos  en este esquema de dos espejos, y tomando como eje el espejo plano, la resultante son dos sectores:

Sector izquierdo, el campo del espacio real, ubicado delante del espejo esférico y del ramillete invertido.
Sector derecho, el campo del espacio virtual, situado detrás del espejo plano.

La imagen real sólo pude verse de manera consistente en determinado campo del espacio real del aparato.

Ahora, situando el sujeto en el borde del espejo esférico o cóncavo, esté tendría la visión de la imagen –florero con las flores- en el espacio virtual del espejo plano, exactamente equivalente, para el sujeto que observa, a  la imagen  real,  ubicada en el espacio real.

Podemos pues, reemplazar el sujeto real del campo real, por un sujeto virtual, situado en campo derecho virtualizado.

El aparato que he inventado muestra pues que, estando colocado en un punto muy cercano a la imagen real, puede vérsela no obstante en un espejo en estado de imagen virtual. Esto es lo que se produce en el hombre.

¿Cuál es el resultado?

Una simetría  muy particular. Así es, el sujeto virtual, es reflejo del  ojo mitico, es decir, es el otro que somos, esta allí donde primero hemos visto a nuestro ego: fuera nuestro, en la forma humana.

Esta forma está fuera nuestro… mientras fundamentalmente vinculada con la impotencia primitiva del ser humano.

El ser humano sólo ve en forma realizada total, el espejismo de sí mismo, fuera de sí mismo.

Lo que el sujeto, que sí existe, ve en el espejo es una imagen, nítida o bien fragmentada, inconsistente, incompleta. Esto depende de su posición en relación a la imagen real. Demasiado cerca de los bordes, se ve mal. Todo depende de la incidencia particular del espejo. Sólo en el cono puede obtenerse una imagen nítida.

De la inclinación del espejo depende pues que veamos, más o menos perfectamente, la imagen…  basta que el espejo plano esté inclinado de cierto modo, para que esté, en el campo desde donde se ve muy mal… Por este sólo hecho, también ustedes ven muy mal la imagen en el espejo. Digamos que esto representa la difícil acomodación de lo imaginario en  el hombre.

Lo imaginario está regulado por el vínculo simbólico.

Podemos suponer ahora que la inclinación del espejo plano está dirigida por la voz del otro. Esto no existe a nivel del estadio del espejo, sino que se ha realizado posteriormente en nuestra relación con el otro en su conjunto: la relación simbólica.

Pueden comprender entonces que la regulación de lo imaginario depende de algo que está situado de modo trascendente…  siendo lo trascendente en esta ocasión ni más ni menos que el vínculo simbólico entre los seres humanos.

¿Qué es el vínculo simbólico?

Para poner los puntos sobre las íes, digamos que, socialmente, nos definimos por intermedio de la ley. (Situamos a través del intercambio de símbolos, nuestros diferentes yos los unos respecto a los otros)

En otros términos, la relación simbólica (la palabra) define la posición del sujeto como vidente. La palabra, la función simbólica, define el mayor o menor grado de perfección, de completitud, de aproximación de lo imaginario.

La distinción se efectúa en esta representación entre el Yo ideal (Ideal-Ich)  y el Ideal del Yo (Ich-Ideal) , entre yo ideal e ideal del yo. El ideal del yo dirige el juego de relaciones de las que depende toda relación con el otro. Y de esta relación con el otro depende el carácter más o menos satisfactorio de la estructuración imaginaria.

Semejante esquema ilustra que lo imaginario (espacio virtual) y lo real actúan al mismo nivel. Para comprenderlo, basta perfeccionar un poco más el aparato. Supongan que este espejo es un vidrio. Ustedes se ven en el vidrio y ven los objetos que están más allá. Se trata justamente de eso: de una coincidencia entre ciertas imágenes y lo real.

¿De qué otra cosa hablamos cuando evocamos una realidad oral, anal, genital, es decir, cierta relación entre nuestras imágenes  y las imágenes?  Hablamos justamente de las imágenes del cuerpo humano, y de la humanización del mundo, su percepción en función de imágenes ligadas a la estructuración del cuerpo.

Los objetos reales, que pasan por intermedio del espejo y a través de él, están en el mismo lugar que el objeto imaginario. Lo propio de la imagen es la carga por la libido. Se llama carga libidinal a aquello por lo cual un objeto deviene deseable, es decir, aquello por lo cual se confunde con esa imagen que llevamos en nosotros, de diversos modos, y en forma más o menos estructurada.

Según la inclinación del espejo, la imagen en el espejo esférico se obtiene, en forma más o menos bien lograda, en el centro o en los bordes. Incluso puede concebirse que se la pueda modificar. ¿Cómo se transforma finalmente la boca originaria en falo? (pues con  graduaciones en la inclinación del espejo plano)…  Esto representa que, en el hombre, no puede establecerse ninguna regulación imaginaria, verdaderamente eficaz y completa, si no es mediante la intervención de otra dimensión. Esto es lo que busca al menos míticamente, el análisis.

¿Cuál es mi deseo? ¿Cuál es mi posición en la estructuración imaginaria?

Esta posición sólo puede concebirse en la medida en que haya un guía que esté más allá de lo imaginario, a nivel del plano simbólico, del intercambio legal, que sólo puede encarnarse a través del intercambio verbal entre los seres humanos. Ese guía que dirige al sujeto es el ideal del yo.

La distinción es absolutamente esencial, y nos permite concebir lo que ocurre en el análisis en el plano imaginario, y que se llama transferencia.

Para captarla- éste es el mérito del texto de Freud- hay que comprender que es el enamoramiento (la Verliebtheit), el amorEL amor es un fenómeno que ocurre a nivel de lo imaginarioy que provoca una verdadera subducción (hundimiento) de lo simbólico, algo así como una anulación, una perturbación de la función del ideal del yo. El amor vuelve a abrir las puertas- como escribe Freud sin ambages- a la perfección.

El  Ideal del yo  (Ich-Ideal), es el otro en calidad de hablante, el otro mientras tiene conmigo una relación simbólica, sublimada, que en nuestro manejo dinámico es a la vez semejante y diferente a la libido imaginaria.

El intercambio simbólico es lo que vincula entre sí a los seres humanos, o sea la palabra, mientras que permite identificar al sujeto. No hay aquí metáfora: el símbolo da a luz seres inteligentes, como dice Hegel.

El Ideal del Yo (Ich-Ideal), en calidad de hablante, puede llegar a situarse en el mundo de los objetos a nivel del Yo Ideal (Ideal-Ich), o sea en el nivel donde puede producirse esa captación narcisista… Observen que en el momento en que se produce esta confusión, no hay ya ninguna regulación posible del aparato. Dicho de otro modo, cuando se está enamorado, se está loco, como lo expresa el lenguaje popular.

Psicología del flechazo.

Quisiera ilustrar aquí la psicología del flechazo. Recuerden a Werther cuando ve por primera vez a Lotte cuidando un niño. Es una imagen perfectamente satisfactoria del  tipo inclinado (Anlehnungstypus)  en el plano dependiente (anaclítico) . Esta coincidencia del objeto con la imagen fundamental para el héroe de Goethe, desencadena su apego mortal: habrá que elucidar, la  próxima vez, por qué ese apego es fundamentalmente mortal. Esto es el amor. En el amor se ama al propio yo, al propio yo realizado a nivel imaginario.

Nos matamos intentando resolver este problema: ¿cómo puede producirse la transferencia en los neuróticos, tan trabados en el plano del amor? La producción de la transferencia tiene un carácter absolutamente universal, verdaderamente automático, mientras que las  exigencias del amor, por el contrario, son, como todos lo saben, tan específicas… No todos los días encontramos lo que está hecho de tal modo que pueda brindarnos justo la imagen de nuestro deseo.

¿Cómo es posible entonces que en la relación analítica la transferencia, de igual naturaleza que el amor… se produzca incluso antes, puede decirse, que el análisis haya comenzado? Ciertamente, quizá no sea del todo igual, antes y durante el análisis.

El tiempo pasa y no quiero retenerlos más allá de las dos menos cuarto. Retomaré las cosas en este punto:
¿Cómo la función de la transferencia, desencadenada casi automáticamente en la relación analizado/analista- e incluso antes de que ella haya comenzado con la presencia y la función del análisis- nos permite hacer intervenir la función imaginaria del Yo Ideal (Ideal Ich)?

El Yo ideal es el principio fundamental basado en el narcisismo primario del niño

Para dar una idea de lo que el Yo ideal, pensemos cómo ve el enamorado a su objeto de amor, lo ve como la imagen de la perfección, como se suele decir es la representación de la completud, como si no le faltara.

Lo que se opone al Yo ideal desde el pensamiento conceptual es la noción del Ideal del yo.

Ideal del Yo es una condición que una persona debe cumplir, que debe satisfacer para ser considerada valiosa, o sea, el ideal del yo es una condición que la persona debe cumplir, es un atributo externo a la persona, es una abstracción, a diferencia del Yo ideal que es la persona en sí misma, que es hermosa, que es perfecta.



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