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Paz y Ciencia

jueves, 21 de enero de 2021

Aquí y Ahora


 La idea de «el aquí y el ahora», de la experiencia inmediata y del presente, es uno de los principios más importantes y a la vez más difíciles de mantener cuando se realiza la terapia gestáltica. ¿Por qué? Por la sencilla razón que las personas tienden a hablar continuamente del pasado y de sus experiencias como si fueran hechos históricos.
Por eso, con el objetivo de fomentar la conciencia del ahora, se les sugiere que se comuniquen en tiempo presente. Para lograr este objetivo se les suelen hacer las siguientes preguntas: ¿Qué te está pasando ahora mismo? ¿De qué tienes conciencia ahora? ¿Qué estás sintiendo en este instante? ¿Qué necesidad sientes que está surgiendo en ti en este momento? De esta forma se promueve un intercambio en «aquí y ahora».
Obviamente, esto no significa que el material pasado no tenga importancia pero en la Terapia Gestalt se intenta incorporar ese material a la experiencia presente, y para ello, cuando surge, se le pide a la persona que lo haga y lo exprese como si lo estuviera viviendo ahora mismo, como si ese sentimiento que ha aparecido estuviera sucediéndole ahora. Así se evita así el «sobreísmo», es decir, hablar acerca de algo en lugar de sumergirse en esa situación.
El «sobreísmo» hace que se pierda la intensidad que estaría presente en el caso de traer la experiencia al aquí y el ahora. De esta manera, en la Terapia Gestalt se intenta discernir la necesidad que tiene la persona de hacer intervenir en el diálogo a personas ausentes, la nostalgia que lo lleva a rememorar y volver al pasado, su tendencia a ocupar la mente con temores y fantasías acerca del futuro y todo lo que le perturbó esa experiencia del pasado.
Siguiendo a F. Huneeus, el «aquí y ahora» podríamos definirlo como un estado en que la persona está consciente únicamente de la experiencia sensorial generada en este preciso instante. Lo que está viendo con sus ojos, escuchando con sus oídos y lo que está sintiendo en el plano kinestésico. Es el estado sin diálogo interno, sin fantasías visuales de ninguna especie y, por lo tanto, sin deseos u otros estados emotivos suscitados por ellas. Es el estado presente, sin conciencia del pasado ni del futuro.

Evidentemente, en nuestra vida cotidiana no podemos estar constantemente en el «aquí y ahora» porque vivimos en sociedad por lo que necesitamos imaginar por lo menos un futuro próximo y aprovechar nuestras experiencias pasadas y nuestros recuerdos para sobrevivir y manejar la vida. No obstante, esto no significa que en determinados momentos no sea oportuno abandonarse única y exclusivamente al «aquí y ahora», sobre todo cuando queremos disfrutar al máximo de las sensaciones placenteras que nos brindan algunas situaciones como las relaciones en pareja o con los hijos.

Perls distinguía tres tipos de filosofías. La primera es lo que él llamaba el sobreísmo. En esta filosofía se habla  de las cosas, se habla «acerca de» y «sobre» ellas, sin llegar a sentirlas jamás. Dentro de este tipo de filosofía podemos encuadrar las ciencias, donde se dan explicaciones y más explicaciones sin llegar a la experiencia directa y enriquecedora, aquélla que nos hace crecer y cambiar, que nos permite mayores aperturas, y contactos más ricos.
La segunda es lo que él llamaba el debeísmo. Dentro de esta filosofía encuadramos la moralidad con sus continuos deberías;: «Deberías ser de esta manera o de esta otra«, «Deberías cambiar esto o aquello«, «Deberías no haber hecho esto o aquello«… Es la filosofía de las prohibiciones y de las órdenes.
Sin embargo, y a pesar de que la gente repite continuamente estas ideas y pensamientos, la experiencia nos demuestra que los «deberías» rara vez son llevados a la práctica, mientras que, por el contrario, nos provocan sentimientos de malestar y de culpa cuando no los realizamos. Como sabemos, los sentimientos de culpa esconden sentimientos agresivos hacia las personas hacia las que se tienen estos sentimientos. A menudo los sentimientos de culpa desaparecen cuando los hacemos conscientes y los expresamos directamente o a través de una silla caliente.
La tercera filosofía propuesta por Perls es el existencialismo, que intenta trabajar con el principio del darse cuenta y del aquí y el ahora, con la experiencia inmediata, las sensaciones y las necesidades. Dos de las grandes aportaciones del existencialismo a la terapia gestáltica son la responsabilidad y el suavizar las normativas sociales y morales.
Obviamente, reconocer qué pautas de comportamiento asumimos ante las diversas situaciones y vivir según el principio del «aquí y ahora» no solo puede aplicarse por los profesionales de la Psicología sino que también puede ser puesto en práctica en la vida cotidiana. De esta forma, podemos vivir con mayor plenitud cada momento.
Fuente:
Martín, A. (2006) Manual Práctico de Psicoterapia Gestalt. Bilbao: Desclee de Brouwer.

Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo Clínico. Psicoterapeuta. Psicoterapia Integradora. rcordobasanz@gmail.com.        Página Web: Psicólogo y Psicoterapeuta Zaragoza

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