Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo Clínico Psicoterapeuta. N° Col.: A-1324 Experto en Trastornos de Personalidad. TLP (Borderline) rcordobasanz@gmail.com Tfno.: 653 379 269 Página Web: Psicólogo Zaragoza TLP-Borderline Instagram: @psicoletrazaragoza. rcordobasanz@gmail.com
El trastorno limítrofe de la personalidad se caracteriza por un patrón persistente de inestabilidad e hipersensibilidad en las relaciones interpersonales, inestabilidad en la imagen personal, fluctuaciones extremas del estado de ánimo e impulsividad. El diagnóstico se realiza por criterios clínicos. El tratamiento se realiza con psicoterapia y medicamentos.
Trastorno limítrofe de la personalidad (TLP)
Por
Andrew Skodol, MD,
- University of Arizona College of Medicine
(Véase también Generalidades sobre los trastornos de la personalidad).
Los pacientes con trastorno limítrofe de la personalidad tienen intolerancia a la soledad; hacen esfuerzos frenéticos para evitar un abandono y generan crisis, como hacer gestos suicidas de una manera que invita al rescate y al cuidado por otros.
La prevalencia informada del trastorno de personalidad limítrofe en los Estados Unidos es variable. La prevalencia media estimada es del 1,6%, pero puede llegar hasta el 5,9%. En pacientes hospitalizados por trastornos de salud mental, la prevalencia es aproximadamente del 20%. Alrededor del 75% de los pacientes con diagnóstico de este trastorno son mujeres, pero en la población general estadounidense, la proporción de hombres y mujeres es de 1:1.
Las comorbilidades son complejas. Los pacientes presentan un número de otros trastornos, en particular depresión, trastornos de ansiedad (p. ej., trastorno de pánico) y trastorno de estrés postraumático, así como trastornos alimentarios y trastornos por abuso de sustancias.
Etiología
Las tensiones durante la primera infancia pueden contribuir al desarrollo del trastorno fronterizo de la personalidad. El antecedente de abuso físico y sexual, abandono, separación de sus cuidadores, y/o pérdida de un padre durante la infancia es común entre los pacientes con trastorno limítrofe de la personalidad.
Ciertas personas pueden tener una tendencia genética a desarrollar respuestas patológicas a tensiones del medio ambiente, y el trastorno limítrofe de la personalidad parece claramente tener un componente hereditario. Los familiares en primer grado de pacientes con trastorno limítrofe de la personalidad tienen 5 veces más probabilidades de tener la enfermedad que la población general.
Las alteraciones en las funciones de regulación de los sistemas cerebrales y de neuropéptidos también pueden contribuir, pero no están presentes en todos los pacientes con trastorno limítrofe de la personalidad.
Signos y síntomas
Cuando los pacientes con trastorno limítrofe de la personalidad sienten que están siendo abandonados o descuidados, su emoción es de intenso miedo o ira. Por ejemplo, pueden entrar en pánico o furia cuando alguien importante para ellos llega un poco tarde o anula un compromiso. Piensan que este abandono significa que son malos. Temen abandono en parte porque no quieren estar solos.
Estos pacientes tienden a cambiar su punto de vista de los demás en forma abrupta y drástica. Pueden idealizar a un cuidador potencial o a un amante desde el principio de la relación, exigir pasar mucho tiempo juntos y compartir todo. De repente, pueden sentir que la persona no se preocupa lo suficiente, y se desilusionan; entonces pueden menospreciar o enojarse con la persona. Este cambio de la idealización a la devaluación refleja el pensamiento en blanco y negro (la división, la polarización del bien y del mal).
Los pacientes con trastorno limítrofe de la personalidad pueden identificarse con un a persona y cuidarla, pero solo si sienten que otra persona va a estar allí para ellos cuando sea necesario.
Los pacientes con este trastorno tienen dificultad para controlar su ira y a menudo muestran un enojo inapropiado e intenso. Pueden expresar su ira con sarcasmo, amargura o diatribas de ira, a menudo dirigida a su cuidador o amante debido a negligencia o abandono. Después de la crisis, a menudo se sienten avergonzados y culpables, lo que refuerza su sensación de ser malo.
Los pacientes con trastorno limítrofe de la personalidad también pueden cambiar de forma brusca y dramática su propia imagen, que se refleja con cambios súbitos en los objetivos, los valores, las opiniones, las carreras o los amigos. Pueden ser serviciales un minuto y estar enojados por haber sido maltratados al siguiente instante. A pesar de que generalmente ellos mismos se ven como malos, a veces sienten que no existen en absoluto, por ejemplo, cuando no tienen a alguien que se preocupe por ellos. A menudo se sienten vacíos por dentro.
Los cambios en el estado de ánimo (p. ej., intensa disforia, irritabilidad, ansiedad) suelen durar solo unas pocas horas y rara vez persisten más de unos pocos días; pueden reflejar la extrema sensibilidad a las tensiones interpersonales en los pacientes con trastorno limítrofe de la personalidad.
Los pacientes con trastorno limítrofe de la personalidad a menudo se sabotean a sí mismos cuando están a punto de alcanzar una meta. Por ejemplo, pueden abandonar la escuela justo antes de la graduación, o pueden arruinar una relación prometedora.
La impulsividad que genera autolesión es común. Estos pacientes pueden apostar, tener relaciones sexuales sin protección, comer compulsivamente, conducir imprudentemente, consumir sustancias o efectuar gastos excesivos. Los comportamientos suicidas, los gestos, las amenazas y la automutilación (p. ej. cortes, quemaduras) son muy comunes. Aunque muchos de estos actos autodestructivos no están destinados a acabar con la vida, el riesgo de suicidio en estos pacientes es 40 veces mayor que el de la población general; alrededor del 8 al 10% de estos pacientes muere por suicidio. Estos actos autodestructivos son generalmente provocadas por el rechazo, un posible abandono o la decepción de un cuidador o un amante. Los pacientes pueden automutilarse para compensar su maldad o para reafirmar su capacidad de sentir durante un episodio disociativo.
Los episodios disociativos, los pensamientos paranoides y algunas veces los síntomas de tipo psicóticos (p. ej., alucinaciones, ideas de referencia) pueden ser desencadenados por un estrés extremo, por lo general el miedo al abandono, sea real o imaginario. Estos síntomas son temporarios y por lo general no son lo suficientemente graves como para ser considerados un trastorno separado.
Los síntomas disminuyen en la mayoría de los pacientes; la tasa de recaída es baja. Sin embargo, el estado funcional no suele mejorar de forma tan dramática.
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