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Paz y Ciencia

viernes, 4 de octubre de 2013

La Manía en términos psicoanalíticos



Se trata de un mecanismo de defensa contra la depresión: una tentativa, por lo demás ilusoria, de negar la amenaza depresiva, negando la relación de dependencia al objeto. Ello encaja bien en el plano simple de la práctica clínica: la nota depresiva es evidente que se encuentre siempre en las manías de comienzo y en las manías tratadas. No sucede lo mismo con los cuadros sin tratar, que pueden distinguirse con una extraña felicidad.
La manía puede describirse como el negativo de la melancolía. En lugar del conflicto dramático Yo-Superyo, el maníaco parece vivificar o mejor, la reunificación de sus dos solicitudes. Su yo recupera todo el poderío de su megalomanía infantil, poco ha transferido a los objetos parentales y parece haber liberado toda la energía superyoica. "La sombra del objeto que se había posado sobre el Yo se ha reitrado, escribe Abraham; el individuo respira y se abandona a verdadera orgía de libertad"
Como señala Melanie Klein, tres elementos caracterizan la vivencia maníaca. Un sentimiento de poseer, de dominar el objeto. Un sentimiento de triunfo sobre el objeto. Finalmente, un desprecio absoluto hacia él.
La defensa maníaca conlleva una negación de la realidad. Se encuentra siempre la negaciónde la dependencia frente al objeto o, como diría Winnicott, la negación de la "realidad interior". Ello es todavía más exacto en la crisis maníaca: la negación de la realidad exterior y el sentimiento de plenitud narcisista pueden revestir una apariencia francamente delirante.
El carácter ilusorio de la defensa maníaca es una noción psicoanalítica que recoge la observación psiquiátrica.

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