No para cualquiera
Érase una vez un individuo, de nombre Harry, llamado el lobo estepario. Andaba en dos pies, llevaba vestidos y era un hombre, pero en el fondo era, en verdad, un lobo estepario. Había aprendido mucho de lo que las personas con buen entendimiento pueden aprender, y era un hombre bastante inteligente. Pero lo que no había aprendido era una cosa: a estar satisfecho de sí mismo y de su vida. Esto no pudo conseguirlo. Acaso ello proviniera de que en el fondo de su corazón sabía (o creía saber) en todo momento que no era realmente un ser humano, sino un lobo de la estepa…
Si Harry quisiera tratar de determinar en cada instante aislado de su vida, en cada uno de sus actos, en cada una de sus sensaciones, qué participación tuviera el hombre y cuál el lobo, se encontraría en un callejón sin salida y se vendría abajo toda su bella teoría del lobo. Pues no hay un solo hombre, ni siquiera el negro primitivo, ni tampoco el idiota, tan lindamente sencillo que su naturaleza pueda explicarse como la suma de dos o tres elementos principales.; y querer explicar a un hombre precisamente tan diferenciado como Harry con la división pueril en lobo y hombre es un intento infantil desesperado. Harrry no está compuesto de dos seres, sino de ciento, de millares. Su vida oscila (como la vida de todos los hombres) no ya entre dos polos, por ejemplo en instinto y el ala, o el santo y el libertino, sino que oscila entre millares, entre incontables pares de polos….
Cuando Fausto dice aquella sentencia tan famosa entre los maestros de escuela y admirada con tanto horror por el filisteo: “Hay viviendo dos almas en mi pecho”…
Si observamos desde este punto de vista (budismo) al lobo estepario, nos explicamos por qué sufre tanto bajo su ridícula duplicidad. Cree, como Fausto, que dos almas son ya demasiado para un solo pecho y habrían de romperlo. Pero, por el contrario, son demasiado poco, y Harry comete una horrible violencia con su alma al tratar de explicársela de un aspecto tan rudimentario…En el “hombre” mete todo lo espiritual, sublimado o, por lo menos, cultivado, que encuentra dentro de sí, y en el “lobo” todo lo instintivo fiero y caótico…
Que hombres de tales posibilidades salgan del paso con lobos esteparios y “hay viviendo dos almas en mi pecho”, es tan extraño y entristecedor como que muestren con frecuencia aquella afición cobarde a lo burgués. Un hombre capaz de comprender a Buda, un hombre que tiene noción de los cielos y los abismos de la naturaleza humana, no debería vivir en un mundo en el que domina el common sense, la democracia y la educación burguesa.
Herman Hesse.
2 comentarios:
¿no para cualquiera?
Eres restrictivo, nunca me lo hubiera imaginado.
el restrictivo en todo caso es Hermann Hesse. Se trata del comienzo de su tratado. Escrito por Harry, al que le da vida Hesse, yo sólo soy un portavoz. Un saludo. Fuente: "El lobo estepario". Alianza Editorial.
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