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Paz y Ciencia

jueves, 16 de abril de 2009

Lobo Estepario (a)

Tratado del Lobo Estepario, Rodrigo Córdoba

El lobo se llama Dr. G, se trata de un individuo que es Doctor y Lobo, es estudioso de las ciencias sociales y de las biológicas. El tiene un nombre y un apellido pero es un lobo y un hombre, quizá demasiado torpe es el referirnos para ser complejo a esa esquemática representación del splitting del yo. No hay mismidad sino que funcionan múltiples yo, una parte instintiva, el lobo, que piensa análogamente a Hobbes: “el hombre es un lobo para el hombre”, frase robada. Y que tal vez se ve en una esfera de élite. Después hay otra piel de la cebolla, el enfermo, el que se sabe enfermo, esa persona lucha denodadamente por liberarse de un estigma que le encierra en un margen sociolaboral restringido, con unas perspectivas de futuro poco halagüeñas. Después está el hombre amante, marido y amigo. Volcado al otro y tratando de ayudar.
Claro que esto resulta sencillo, demasiado simple, porque la hendidura y la ruptura biográfica deja en un mosaico de partes desconectadas al individuo, funcionando a cada temporada de un modo distinto, siendo muy difícil que permanezca durante un tiempo moderado la misma imagen del self o de los demás.
Mirarse hacia dentro supone ver un lobo y un hombre, una parte racional y otra irracional, un mundo de vigilia y otro de sueños, una parte de sentido y otra de nonsense, una parte hiperrealista y otra naïf.
El Dr. G puede alternar entre ser un genial tipo a no hacer aprecio, del apasionamiento a ignorar, del cariño al desprecio, del todo a la nada. A veces parece como si las fuentes de amor fueron tan escasas que sólo puede realizar las catexias libidinales con el mundo externo con fatigosos esfuerzos de empaquetar piezas. El Dr. G entra en Teatros Mágicos donde sólo él puede leer los letreros, la gente queda absorta ante la capacidad del increíble Dr. G. Y una vez allí el puede lograr verse y ver lo de fuera de un modo completamente distinto. Ese Teatro está siempre a su alcance, se trata de un Teatro mágico, con invitaciones para los más allegados, pero las más de las veces sólo se dan cuenta de que está allí porque regresa a casa hinchado, despistado u otros signos.
Él está dividido en múltiples partes, pero eso sólo lo sabe su amigo Hermann Hesse, quien sabe que Harry es una persona que solitario e incomunicado, se siente extraño y extrañado en un mundo insolidario y atomizado.

Rodrigo Córdoba Sanz.

2 comentarios:

simalme dijo...

Hice un trabajo sobre psicología y literatura el tractat del lobo estepario como inicio. El teatro mágico, para mi, es la mejor definición que he oído nunca de literatura (o vida, o arte...)

Psicoletra dijo...

Simalme, a mi me parece un tratado de la vida, me apunto al carro!!