Cómo la terapia y la meditación podrían trabajar juntas para sanar nuestro trauma colectivo
Según Mark Epstein, psiquiatra formado en Harvard y practicante de budismo desde hace tiempo.
La primera vez que me topé con el libro de Mark Epstein Going to Pieces Without Falling Apart: A Buddhist Perspective on Wholeness hace unos años. Fue el subtítulo lo que me llamó la atención: "Lecciones de la psicoterapia y la meditación". Cuando lo descubrí, ambas prácticas habían experimentado un explosivo renacimiento cultural (sólo le faltaba la ayahuasca), pero, curiosamente, el libro había sido publicado en 1999. Epstein, psiquiatra formado en Harvard y practicante de budismo desde hace mucho tiempo, parecía haber intuido el zeitgeist que se avecinaba. (Como prueba de su clarividencia, el libro apareció en un episodio de la serie Girls de HBO).
Pero incluso hoy en día, la terapia y la meditación me parecen una combinación incongruente: si la primera te lleva a profundizar en tu interior, tratando de entender los orígenes de las tendencias y hábitos egoístas, la segunda te anima a dejar de lado el yo, a renunciar a la comprensión por la simple conciencia.
Me abrí paso a través del libro, anotando sus ideas tipo koan - "La mente pensante se recuerda a sí misma constantemente, sin querer ser olvidada"; "Nuestros propios pensamientos interminables y repetitivos exprimen la vida, protegiéndonos de la pérdida del yo que tememos"- mientras Epstein argumentaba por qué las dos modalidades funcionan como complementos.
Tal y como él lo ve, si la terapia es un paso clave para comprender y responsabilizarse de la propia experiencia personal, la meditación es un proceso igualmente importante para desidentificarse de esas experiencias, para no aferrarse demasiado a historias limitantes de lo que creemos que somos (y podemos seguir siendo).
Este ha sido el tema unificador de la obra de Epstein. Su octavo libro sobre esta intersección, The Zen of Therapy: Uncovering a Hidden Kindness in Life (El zen de la terapia: descubriendo la bondad oculta en la vida), sale a la venta esta semana y actúa como una especie de diario del terapeuta. En el transcurso de un año, Epstein tomó notas sobre cómo su profunda comprensión del budismo y la atención plena informan el proceso psicodinámico que se desarrolla entre él y sus pacientes.
Lo que surge es un retrato convincente de cómo estas dos prácticas terapéuticas independientes se vuelven aún más poderosas cuando se unen. Aunque las sesiones con pacientes del libro terminan en diciembre de 2019, leerlo hacia finales de 2021 me hizo preguntarme cómo las lecciones de Epstein podrían ayudar al resto de nosotros a afrontar todas las turbulencias de los dos años transcurridos.
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