La cita de Bukowski es una invitación a reconocer y definir que cosas no se pueden cambiar y cuáles si, y actuar en consecuencia.
Y aunque ya no se pueda ser joven o cambiar otras circunstancias, darse cuenta de que se esta siendo terco, malhumorado, testarudo, orgulloso o pretencioso es el primer paso para modificar actitudes, trabajar cambios, hacer otras elecciones, pedir ayuda y soltar lo que se quiera soltar.
Reconocer los propios comportamientos, hábitos, modos, y decidir modificarlos requiere fortaleza, honestidad y predisposición a hacer con continuidad e intencionalidad clara.
Puede servir para pedir escuchar la mirada de los demás y que caiga en lugares ya conocidos, lo que servirá para comprender sin intentar defenderse, catalizar sin creer que buscan inculparnos y percibir más profundamente.
Y asegura trabajar la empatía desde los propios agujeritos, validar y perdonar los lados grises y oscuros de los otros e involucrarse desde el protagonismo en el modelado del propio estar siendo.
Si, se puede tener otra vida en esta y coincidir con otros.
Decidiendo y haciendo por cambiar, crecer y evolucionar.
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