PEACE

PEACE
Paz y Ciencia

domingo, 17 de septiembre de 2017

Nuestras historias son nuestra verdad




Según Ortega y Gasset, un hombre es un hombre y sus circunstancias, y tales circunstancias incluyen, invariablemente, los estados críticos derivados de este persistente autoolvido. 
Por esta causa - sostenía Gurdjieff -, quejarse de los otros por el hecho de que en su inconciencia nos hayan infligido algún dolor, físico o moral, equivale a culpar a una máquina que nos hubiera amputado un dedo por la acción mecánica de su inercia.

Nuestras vivencias forman parte de nuestra historia, olvidarse significa el no ser. Estamos en ellas tanto como ellas están en nosotros. Son nuestras conocidas, aquellas en las cuales podemos, honestamente, reconocernos; aquello que, por lo tanto, constituye nuestra verdad. Son también nuestra libertad, base de toda conciencia moral; del libre albedrío que nos garantiza un papel activo en la creación de nosotros mismos y de nuestro mundo, transformándonos, consecuentemente, en co-autores del Creador. O en sus sus verdugos y sepultureros. Todo dependerá de nuestro grado de conciencia, pues, como Claudio Naranjo no se cansa de repetir, el metaproblema de los hombres - aquel que está más allá de todos los problemas y males-, del mundo o del alma, es invariablemente el de la inconciencia humana. O de la humana inconciencia, deberíamos decir, pues el Hombre es, por definición, un ser que olvida.
Olvidar significar estar inconsciente. Y estar inconsciente es un no darse cuenta culposo, en el cual el ser humano se olvida, en primer lugar, de sí mismo, cuando pretende ser alguien que positivamente no es y no puede, por ello, vivir en paz. Como, sin embargo, su pretensión es ante todo una inadecuada y por tanto falta apreciación de sí mismo, una especie de quimera anímica, la vida se le transforma en pesadilla, pues la represión del verdadero yo, del yo consciente, es a largo plazo un sufrimiento insoportable, generador de una permanente ansiedad en pos del(os) otro(s), sobre todo cuando este es también tu prójimo.



No hay comentarios: