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Paz y Ciencia

domingo, 24 de septiembre de 2017

Profundizando en los Vínculos Bipolares.




Le Docteur Paul Gachet


Rodrigo Córdoba Sanz: Algunas personas me han pedido que profundice en este tema, la verdad es que resulta jugoso y muy interesante, tanto como divulgación como para aspectos técnicos y aplicados.
Voy a tratar de hacerlo, con la ayuda de un texto que es muy curioso en su enfoque, tanto o más que su propio autor: Eduardo H. Grecco, el título es "Constelaciones Familiares y Bipolaridad". También autor de "El Don Bipolar" o "¿Quién me ha robado mi hamaca?". Su mirada naïf de la bipolaridad como oportunidad para despertar talentos me parece muy vitalista aunque demasiado ilusoria. No obstante es un hombre leído y extraordinario. Veamos si nos ponemos de acuerdo... En realidad, no en demasiado. 



Decía que hay cuatro aspectos de los vínculos bipolares para destacar: la evitación de situaciones dolorosas, la repetición de los ciclos, la falta de continuidad histórica y la carencia de asertividad.
A la persona bipolar le cuesta gestionar las relaciones, la inseguridad en sí mismo, la desconfianza en sí mismo, y la proyectada en el otro, genera un clima tormentoso y caótico. En lugar de sentarse a hablar con mesura sobre las diferencias de opinión se enojan y piensan que les están boicoteando, esto sucede en momentos de honda inestabilidad e irritabilidad, demasiado a menudo. La asertividad no es, precisamente, uno de sus fuertes. Su pareja está quemada, no aguanta y, a menudo, no entiende la conducta errática de la persona bipolar. 

La persona bipolar, en otras ocasiones, prefiere evitar el solucionar las cosas, sigue negando su influencia en el problema y deja asuntos pendientes, cuestiones por aclarar y esto le impide beneficiarse de la experiencia.
Tener una conversación para despejar un enredo o para finalizar una relación es, para el bipolar, un escenario difícil de encarar. Esto hace que con frecuencia desaparezca sin dar ninguna explicación.
También sucede que la pareja se desgasta, haciendo esfuerzos ímprobos para encontrar un momento de encuentro. A menudo, la vida del bipolar queda con flecos sin aclarar, con asuntos pendientes o cuestiones por esclarecer, no sólo con su pareja sino con los profesionales de la salud. Evidentemente, este hermetismo de miedo resulta provocar un personaje reactivo en el cual se defiende con miedo por mostrar su verdadero yo, su esencia. Lo cual forma parte de su patología, dicho en términos de Donald Winnicott, se trata de un falso self, una manera de encubrirse, sin darse cuenta, fruto de su historia vital.

Sus relaciones suelen tener un denominador común, la repetición de ciclos idénticos que parecen estar gobernados por un guión inconsciente de aplicación inexorable.
El descubrimiento de los procesos y motivos de la razón de estos ciclos le da al paciente la capacidad para evitar la reiteración de experiencias de tensión y riesgo, previniendo de este modo mayores complicaciones en sus encuentros afectivos. A veces puede ser muy dulce y encantador, otras veces, desagradable. No existe una continuidad en la manifestación de su self

El sentido de "continuidad" se halla desmembrado en la identidad bipolar, y esto se traslada a todos los vínculos de su vida. De algún modo, parecería que en cada oportunidad recomenzara todo una y otra vez, como si no pudiera establecer cierto margen de quietud y serenidad para disfrutar de sus afectos. Existe un evidente desgaste psicofísico en las personas que le acompañan y que sirven de reflejo para que él incremente su terrible opinión de sí mismo.

Rodrigo Córdoba Sanz.
Psicólogo.


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