...lo que llamamos educación no es más que una transmisión de información destinada a que los estudiantes puedan pasar los exámenes que constituirán el boleto de admisión al mercado de trabajo; y que tener a la gente joven hora tras hora y año tras año en los colegios constituye, además de una estafa (pues no hay correlación demostrada entre las calificaciones escolares y la calidad profesional), un robo de vida que interfiere con su desarrollo emocional y social; por no hablar de su despertar espiritual, no reconocido hoy en día ni por el mundo académico ni por el ambiente burocrático como una dimensión verdadera e importante de la vida. Claudio Naranjo.
Estos son los mimbres psíquicos e intelectuales con los que se configura a la persona que va a ser sujeto disociado de una sociedad disociada, y, no puede ser de otro modo. La poca confianza en una escuela libre, como fue Summerhill supone pensar que Foucault; salvando la distancia metafórica, se prefiere vigilar y castigar. Administrar con un embudo información a niñitos que quieren jugar, sólo jugando se puede aprender, esto es obvio y cualquier escuela sensata lo sabe.
En cuanto a la Universidad, el problema arrastra la formación del Instituto. Sujetos cuya vocación es condicionada por baremos, elecciones no vocacionales, sufrimiento, cambios de carrera universitaria, etc.
La Universidad es una máquina formadora de conocimientos y deformadora de personas jóvenes que están viviendo un hito en su trayectoria vital.
Saludos.
Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo y Psicoterapeuta. Zaragoza.
Dirección: C/ Lacarra de Miguel 27, 2C.
Teléfono: 653379269
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