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Paz y Ciencia

martes, 21 de octubre de 2008

Kraepelin, Freud y las Instituciones "Psi"


El objetivo de esta breve exposición sería dejar algo difícil claro. Por lo general los temas relacionados con la psicoterapia, y en particular el psicoanálisis resultan un lenguaje inasequible que se estimula a sí mismo, dejándose aislar en un autismo con respecto a otras miradas de la realidad científica y la praxis.
El psicoanálisis es sin lugar a dudas, desde cualquier punto de vista un método, una teoría y una forma de investigación en salud mental que enriquece la perspicacia del terapeuta. Es imprescindible una sólida formación en estos terrenos para saber entender ciertos fenómenos y poder analizar aspectos profundos, ocultos y tácitos.
El psicoanálisis, desde un punto de vista histórico, pensemos en la API, con Freud a la cabeza, Ernest Jones, Karl Abraham, Sándor Ferenczi y otros, dibujó un mapa de pensamiento único, fruto de las divergencias nació la obra de Carl Gustav Jung, de interés general y particular para los estudiosos de personalidad. Otro autor interesante que criticó también Freud en su obra fue Alfred Adler, quien acuñó el concepto de “sentimiento de inferioridad”.
Que el psicoanálisis nos ayude, y mucho, no significa que haya que salir de ese atolladero esquizoide, masturbatorio y oral para diversificar las miradas, las lecturas y la propia práctica clínica. Es el momento de que las teorías y técnicas se ajusten a las necesidades de la estructura de personalidad y conflictos del paciente, más allá de la división tripartita, instancias, y otras teorizaciones metapsicológicas.
El psicoanálisis es útil, muy útil pero hay algo sospechoso detrás de él. La formación de sectas religiosas en forma de asociaciones, instituciones y escuelas de pensamiento teledirigido en donde la voluntad y la capacidad para pensar libremente queda mermada.
Las consultas son supervisadas a imagen y semejanza de un vetusto y encorsetado señor o señora y el candidato recibe clases teóricas y técnicas para seguir moldeando terapeutas según un modelo ancestral, caducado y aburrido. Desquiciado para el contexto sociocultural actual.
Es de dominio de todo psicoterapeuta que las circunstancias socioeconómicas han ido generando cambios en el modelo de trabajo, sin embargo hay personas que siguen ciñéndose a esquemas muy antiguos de una manera rígida trabajando para halagar a sus formadores y no para ayudar a su paciente. ¿Qué clase de superyó severo constituyen dichas instituciones psicoanalíticas?
Si Kraepelin describía con poca ternura y profundidad a sus “dementes precoces”, Freud, instruido en una determinada cultura se dejó llevar por la patología de moda y su mentor Charcot, viendo histéricas por doquier. Se quería ver el lado romántico de la enfermedad mental pero Pinel no estaba tan lejos a efectos prácticos.
Y curiosamente se siguen construyendo sectas psicoanalíticas, no todas las agrupaciones de psicoanalistas son sectas. Es de señalar que para ser un buen psicoanalista se requiere de cierta madurez, equilibrio y experiencia, las instituciones se nutren de jóvenes ambiciosos e inmaduros que tienden a vincularse de una forma dogmática.
Como el psicoanálisis, también considero que la psicoterapia humanista debe ser estudiada profundamente por aquellos que atiendan a personas en consultas de psicología o psiquiatría. La terapia gestalt resulta ser una hermosa forma de pensar y vivenciar la clínica para el paciente y el terapeuta, supone un contacto mucho más cercano. La elección de la técnica, de la escuela y de los grupúsculos tiene que ver mucho, sin duda con la persona, con su biografía, sus filiaciones y fobias y su estructura de personalidad. Existe un factor añadido que llamaremos S y que dejaremos como incógnita. Para elaborar en otros escritos o dejarlo a su cierre por usted.
La antipsiquiatría alternativa setetentera que surgió muy combativa aparece con demasiada vehemencia, incluso violencia, leer esos textos resulta hasta duro por lo contundentes de sus tesis, también es cierto que contrasta mucho con las habituales lecturas y contactos con profesionales “psi” asépticos del mundo del psicoanálisis, donde puede ser interpretado la forma de abrocharte un botón.
La vida no es fácil, acudir a una fiesta de boda por ejemplo es un show para el que hay que valer, asistir a un partido de fútbol en vivo resulta un experimento de zoología, y así ejemplos del gran y determinante componente irracional que gobierna nuestras vidas y que brillantemente Freud quiso traer con mucho tiempo de análisis a la conciencia. Para domeñar los impulsos.
Toda técnica por sí misma resulta insuficiente, por ello recomiendo tener aperturas a otras miradas, incluso heréticas o apóstatas. Esto sin un profundo respeto por el discurso del otro no es suficiente, el terapeuta puede tener cierto grado de neurosis universal, ciertos miedos e inseguridades, pero sería mucho más operativo que los resuelva él mismo con valentía y tesón mejor que dejarse llevar por un molde a priori marcado por una santa institución. Sólo somos psicoanalistas, terapeutas, psicólogos, psiquiatras, asistentes sociales, personas… No somos pecadores, no hay que redimirse, lanzo un fuerte mensaje de denuncia sobre la estupidez de algunas instituciones y que si tiene que sobrevivir éste método o sus “mensajeros” que sean por la credibilidad de lo que hagan con sus pacientes no por el miedo a fallar de los novatos. Por lo demás un cordial saludo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Su disconformidad con lo preestablecido, la búsqueda y pasión por lo que hace (filtrado a través de su humanidad) le hacen ya muy valioso. ¿Cuánto bien puede hacer a lo largo de su vida?.
El calor que fue capaz de derretir la inmensa bola de nieve, que me asfixiaba, no fue recordar lo que sabía sino su capacidad y, repito, su humanidad.
¡No se rinda jamás!.