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Paz y Ciencia
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domingo, 18 de septiembre de 2016

Tabú, Culpa y Castigo

"Precisamente el sentimiento de culpa, la función misma de la culpa como estado sugeridor de angustia, parece reclamar por el propio sujeto una referencia al ser supramundano ante el cual sentirse culpable". Carlos Castilla del Pino

Las religiones y tabús confluyen en una serie de mandamientos para las abstenciones y acciones. Como dice Gringberg:

"Toda religión está fundada principalmente sobre la idea del pecado, o sea, el sentimiento de culpa que se experimenta por poder dar cumplimiento a las normas prescritas"

Cumplir las normas impuestas por la religión suele servir para calmar la conciencia de culpa, para apaciguarla al someterse a sus prescripciones, porque, a menudo, en el inconsciente individual sigue existiendo un sentimiento de culpa irracional, que a veces tiene que ver con el mero hecho de existir, y otras con sentimientos o deseos prohibidos que escapan al control de nuestra voluntad. Una de las razones por las que se otorga un gran valor espiritual a las creencias y sentimientos peligrosos es porque someterse a las reglas de una religión permite satisfacer el anhelo de inocencia y calmar la tortura de la culpa.
Por otra parte, alimenta el proceso mágico, ya que gracias a nuestro buen comportamiento, al recto cumplimiento de las reglas, a los sacrificios y oraciones podemos ganar el favor del destino. Como si tratáramos de establecer un pacto favorable con la divinidad, sobre la base de nuestra bondad o por el control de nuestra maldad.
En las religiones patriarcales se expresan las tendencias morales represivas, pues además de calmar el sentimiento de culpa, tratan de aplacar a un dios todopoderoso que podemos considerar un sustituto paterno.
Señalando la semejanza entre los "ceremoniales obsesivos" y los rituales religiosos, Freud consideró la neurosis obsesiva como una religión particular, y la religión, como una neurosis obsesiva universal.
La rigidez de las normas religiosas también puede convertir sus rituales en esos ceremoniales obsesivos, despertando mucha angustia cuando se incumplen.
Para Freud, las bases psicológicas que subyacen en ambos casos están determinados por los impulsos prohibidos y su represión. Son mecanismos defensivos contra los temibles castigos divinos, que derivan de los fuertes sentimientos de culpa.

Carmen Durán: "El Sentimiento de Culpa". Kairós. Págs: 132-133

jueves, 8 de septiembre de 2016

Culpa: Cara y Cruz

El dolor y el placer constituyen una polaridad: la risa y el júbilo de los niños despreocupados, felices... Los adultos centramos nuestra atención en uno un otro polo, tendiendo a olvidar el complementario. El anhelo de felicidad en la vida adulta es evidente,  aunque a veces se centre en posesiones como falta. Asímismo, en la búsqueda espiritual parece que se persigue la felicidad asociada a la superación del sufrimiento, al equilibrio de las emociones, a la estabilidad de los estados de ánimo y al logro de un sentido de la existencia.
Los niños expresan culpa para reparar el daño causado por la transmisión de reglas y tabúes ancestrales o al funcionamiento de neuronas espejo, que permiten intuir los sentimientos de otras personas, o a las angustias de desintegración y abandono que aparecen desde muy temprano.
Cuando el sentimiento de culpa se halla perturbado, nos encontramos con patologías diversas que tienen que ver con esa instancia moral llamada Superyó, que marca ideales,  prohibiciones y normas. Si se vuelve muy exigente y rígido nos puede llevar a caminos equivocados, como no permitirnos el placer porque no lo merecemos, o hacernos creer que tenemos derecho a todo y a saltarnos todas las normas ahogando los sentimientos de culpa. Las patologías serían el masoquismo moral a la depresión o la psicopatía.
Así como el amor es un sentimiento capaz de dar sentido a la existencia y nos hace llegar a los niveles más altos de bienestar y felicidad. Por el contrario, la culpa está siempre presente, cuando no hay amor.
La culpa nos lleva a sentirnos mal, en la lucha con nuestro ser y en desarmonía con nuestros actos, pensamientos, deseos y sentimientos, pero también a ocuparnos del bienestar ajeno y a intentar no dañar, a tratar de compaginar nuestros intereses propios con los que amamos. La culpa está asociada a los sentimientos de odio. La contraposición entre el bienestar que genera el amor y el malestar que deriva de la culpa aboca a un planteamiento en sueño ética y felicidad se acercan.
Con "culpa" hablamos de la superación egocentrista y la apertura a sentimientos altruistas, como a la opresiva sensación de haber hecho un daño irreparable para el que no hay perdón, de ser indignos de amor, o a la mera conciencia de haberse saltadas las reglas pactadas y asumidas en el entorno sociocultural donde vivimos. Todo lo anterior, hay que reconocer que está tamizado con todo el acontecer humano y su factor irracional.
Sugerencias: "El malestar en la cultura", "Psicología de las masas" y "Tótem y Tabú", de Sigmund Freud. En el primer libro veremos cómo con el desarrollo de la civilización tenemos que pagar el precio de la pérdida de felicidad generado por el aumento del sentimiento de culpa.

jueves, 1 de septiembre de 2016

Bion y el Grupoanálisis

"El grupo es el conjunto de individuos que han introyectado a la misma persona (autoridad) en su superyó, basado en este elemento común se han identificado mutuamente en su yo. Esto concierne únicamente a grupos que tienen un líder".
Del mismo modo que Freud en El malestar en la cultura (1930) y Tótem y Tabú(1913) se trata de dirimir, como el Edipo, cómo se resuelve la psicología grupal.
"En tanto los hermanos se aseguran la vida unos a otros, están enunciando que ninguno de ellos puede ser tratado por otro como todos en común trataron al padre. Previenen que pueda repetirse el destino de este. A la prohibición, de raigambre religiosa, de matar al tótem se agrega la prohibición, de raigambre social, de matar al hermano... La sociedad descansa ahora en la culpa compartida por el crimen común: la religión, en la conciencia de culpa y el arrepentirnos consiguiente".

Esto tiene de valioso los conflictos individuales/infantiles no resueltos que se manifiestan abiertamente: rivalidad y competencia por el aprecio/amor de la figura paterna, deseo de exclusividad, alianzas y hostilidades...todo en torno a la autoridad, que es la verdadera clave.
La transferencia individual ocupa otro lugar en el grupo.
Bion se caracteriza por la falta de sistematización explícita y la riqueza de conceptos aportados, muy propio de los pioneros que avanzan en la niebla. El grupo es una fantasía de individuos en estado regresivo, despersonalizado.
Defenderse de miedos paranoides hacia enemigos internos o externos -siempre desconocidos-que aúnan al grupo en dos movimientos simultáneos: luchar y huir. Es el "Supuesto Básico de ataque-fuga".
Esperanza futura de comprensión, armonía, amor... como una proyección del matrimonio feliz y procreador. Se le denomina "Supuesto básico de emparejamiento".
Entendido como una ilusión de fusión que salve de la angustia del presente.
El otro aspecto a subrayar es la importancia capital del coordinador o terapeuta, ya que las proyecciones sobre la autoridad explican el proceso regresivo grupal: o es un dios que proveerá todas mis necesidades (Dependencia) o un traidor del que defenderme y al que atacar precisamente por no ser dios y salvarme de la angustia básica (Ataque-Fuga). "Un mesías no nato", dice Bion en el Supuesto básico de Emparejamiento