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Paz y Ciencia

viernes, 28 de febrero de 2014

La importancia del Eneagrama

 
 
Una de las primeras cosas que me llamaron la atención sobre esta herramienta (para algunos ciencia) son sus conexiones filosóficas con ideas afines a las de Carl Jung, me estoy refiriendo en concreto al inconsciente colectivo (patrones de comportamiento), al papel que juega en nuestra psicología los arquetipos. También veo similitudes de enfoque entre los eneatipos y el simbolismo de los dioses y diosas que se recogen en los libros Las diosas de cada mujer y Los dioses de cada hombre (estudios realizados por Jean Shinoda hace ya varios años, y que es considerada de línea jungiana). Los eneatipos también nos pueden recordar a los diferentes horóscopos: los signos del zodiaco, los del calendario chino, los del azteca…
Sin embargo, también es cierto que no todo el mundo comulga con estas ideas de los arquetipos, algo muy comprensible si pensamos que tal enfoque puede tender a encerrar al hombre en clichés estereotipados, en etiquetas que pueden ser reduccionistas de la riqueza de matices que hay en la experiencia humana. El ser humano, así lo creo, se resiste a ser clasificado, pues sóhttp://eneagrama.blascubells.com/que-es-el-eneagrama.htmlo los objetos inanimados pueden serlo sin temor a error. El hombre es algo vivo que siempre está en proceso, que es y no es al mismo tiempo (según diría Heráclito). Pensar así no entra en contradicción con lo que nos ofrece el Eneagrama, pues no nacemos en un eneatipo concreto, como dirían los horóscopos (aunque hay influencias familiares) sino que son estrategias que vamos creando poco a poco, cada uno de nosotros, a medida que nos enfrentamos, o nos sumergimos, en la maravillosa aventura de la vida.
El propio símbolo del Eneagrama está concebido como una figura dinámica donde los eneatipos van y vienen, interaccionan y son influidos por otros enatipos. Es decir, también se concibe al ser humano como algo vivo y en proceso. Así pues, el Eneagrama es un buen punto de partida para autoconocernos, autodescubrirnos y autoacercarnos al centro de nuestra esencia, el ser silencioso. Pero cada uno en la medida que su madurez y necesidad interior le permite y exige. Este autoconocerse, percibir en uno mismo los mecanismos de la personalidad (del ego), es el primer paso, un paso importantísimo, dentro de un trabajo interior más amplio de transformación y crecimiento.
Resumiendo, podría decirse que, según el Eneagrama: existen nueve formas de pensar, sentir y actuar. Son nueve estrategias que adoptamos para funcionar en la vida en ausencia de nuestro verdadero ser, y que por lo tanto no son del todo reales, y ocultan tristeza, miedo y rabia. Son nueve máscaras que no nos dan la felicidad, sino que nos mantienen en el mundo de los egos, de la expansión de la personalidad en detrimento de un despertar interior a la verdad de lo que en realidad somos, un ser lleno de potencialidades.
 
 
 

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