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Paz y Ciencia

domingo, 10 de abril de 2011

Aceptar al otro

Existen personas que en su cotidianidad, sin ser su profesión, necesitan entender a las otras personas y se dan de bruces cuando se dan cuenta de que es imposible.
Cada cual tiene un mundo interno, un fuero íntimo desde el que parte la subjetividad y la manera de interpretar y codificar la realidad. Por lo tanto es imposible saber cómo van a reaccionar los amigos o las amigas. Estas personas suelen tener un fondo obsesivo, una necesidad de certidumbre, de control y de de inquietud que mantener todas las variables controladas les hace, mágicamente, sentirse con menos ansiedad.
Esto, repito, es imposible. Cada sujeto es singular piensa, siente y se comporta de un modo diferente en distintas situaciones y sólo se puede prever su actitud y conducta en un marco estructurado.
Es difícil llevar ese tipo de vida porque la ansiedad inunda a la persona, trata de etiquetar al otro con el afán del control y el poder pero es una efímera ilusión que nada tiene que ver con la mismidad del otro, del que sólo se puede apreciar tras mucho conocimiento íntimo y compartir muchas cosas a un nivel más profundo de lo que normalmente y me atrevo con esta palabra se tiende a hacer. Estamos en una época de alienación social, donde prima más el producto y el consumo que la persona, sólo algunos grupos luchan por la reversión de la deshumanización. Desde el trabajo ya se proponen modelos de indivualidad donde el grupo y la comprensión entre personas forma parte de una técnica de mayor producción.
Conocer a los otros a fondo es una ilusión, hay que aceptar a cada uno como es, probablemente estas personas no se aceptan como son y proyectan esos sentimientos en los otros, es un juego de identificaciones cruzadas que tiene mal resultado, aceptar la condición humana y la belleza de su interior es la mejor manera de poder crecer.

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